"Se concedió un permiso al jefe mafioso sin mirar sus antecedentes"
El sumario de la trama de corrupción en la Subdelegación de Barcelona destapa gestiones para favorecer a la mafia rusa con la supuesta ayuda de cargos del PP
La Subdelegación del Gobierno en Barcelona se convirtió durante los últimos años de gestión del PP (entre 2001 y 2003) en un coladero que explotaron miembros de la mafia rusa para lograr numerosos permisos de residencia y trabajo irregulares. El juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz investiga esta supuesta trama de corrupción en la que está implicado el ex subdelegado del Gobierno Eduard Planells. Los testigos han alimentado con contundentes declaraciones el sumario del caso, al que ha tenido acceso EL PAÍS.
En las declaraciones se cita el nombre de un abogado, Javier Añoveros, marido de Julia García Valdecasas (PP), delegada del Gobierno en Cataluña en la primera etapa en la que se produjeron las irregularidades y que siguieron años después.
La Subdelegación del Gobierno creó una denominada "oficina especial para altos cargos" convertida en un lugar donde se fabricaban permisos de residencia a la carta, según coinciden las personas que han declarado.
El origen de esta trama de corrupción arranca en junio de 2005
con la Operación Avispa, desplegada por la policía contra la mafia georgiana por blanqueo de capitales. Los agentes intervinieron en domicilios y empresas de los implicados permisos de residencia y trabajo en favor de sus trabajadores. Todos esos permisos fueron tramitados en la Subdelegación del Gobierno en Barcelona. En los registros, la policía requisó un certificado emitido por Planells, en favor del capo mafioso Malchas Tetruashivili y de sus empresas.
A partir de ahí, la Fiscalía Anticorrupción inició unas pesquisas que supusieron la detención en julio de Planells, que ya había dejado la subdelegación y tenía un cargo en la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones.
El juez Pedraz, que investiga el caso, cuenta con reveladores testimonios de funcionarios de la Subdelegación aparentemente fuera de toda sospecha sobre la trama de corrupción.
- Inspectora de la policía. "Cuando ví [en 2002] este papel [un certificado de Planells de 2001 sobre la honorabilidad del mafioso Micky Tetruasvil], me pareció extraño. Investigué quién era Tetruashvili y le acabamos deteniendo por delitos contra el derecho de los trabajadores". Esta policía revela una grave anomalía: "A raíz de la Operación Avispa, vi que a su cabecilla, Dereroran, no se le pudo detener. Yo tenía pendiente la renovación de su permiso de residencia. Y mi sorpresa fue que uno de los días que lo pongo en pantalla, lo veo concedido y que no habían sido mirados los antecedentes policiales". Esta agente señala que "casi todos" los expedientes recomendados por Planells "eran de rusos".
Cuando el fiscal le preguntó si esos expedientes solían proceder de algún bufete, respondió: "Creo recordar por ejemplo al señor Añoveros, por el detalle de que era el marido de la delegada en aquellos días. Venía a veces acompañando al señor Planells a pedir la grabación y mirar antecedentes de algún tipo de expediente (...)".
- Francisco Caballero, jefe de sección de extranjería. Este funcionario detalla los trabajos de Planells: "Sí, nos indicaba mediante una notita o incluso por instrucciones verbales que se tramitaran algunos expedientes en sentido favorable. Lo máximo que hemos hecho nosotros es ponerle en la misma carpeta una anotación diciendo que esto se estima por indicación o por orden del subdelegado. Básicamente eran ciudadanos procedentes de la extinguida URSS".
Caballero pone nombre y apellidos a uno de los georgianos favorecidos: Malchas Tetruashvili. "Tetruashvili me dijo 'he presentado unos expedientes y me los han denegado y quisiera hablar con usted como jefe de sección'. Le dije que viniera. Su actitud no era precisamente la de una persona que viene a pedir algo, sino más bien de prepotencia. Como yo le dije que no podía avanzar aquello que él pretendía, me manifestó que tenía relaciones con mis superiores y que si no lo arreglaba yo pues que ya hablaría con ellos. Pretendió volver otra vez y me dijo que era presidente de una asociación de ayuda a los ciudadanos de los países de la URSS considerada como una ONG que se dedicaba a colocar ciudadanos extranjeros a empresas españolas. Estudié sus estatutos y observé que ahí no se contenía gestionar este tipo de expedientes y lo puse en conocimiento de Planells, que esta ONG no era una ONG. En una ocasión presentó un expediente de una persona que tiene una relación especial con él, Irina, y tenía que trabajar en un restaurante de Malchas. Enviaron a la inspección de Trabajo y el inspector que fue allí elaboró un informe diciendo que allí no estaba trabajando".
Caballero revela más anomalías graves: "A principios del año pasado, recibo orden del subdelegado para que seleccionemos 150 o 200 expedientes y se los pasemos a su despacho. Yo llevo 36 años en la función pública y jamás un superior me había pedido los expedientes físicos para llevárselos a su despacho. Le hice un informe y le dije, bueno, te paso los expedientes que me has pedido pero que sepas yo he observado esto, esto, esto... Yo presumo que son de una organización porque están escritos con el mismo tipo de letra, son consecutivos, etcétera. Llegué a la conclusión de que alguien o alguna organización le pidió que los revisara con la evidente intención de que fueran estimados. Bueno, pues muchos de ellos fueron devueltos con anotaciones para que se estimaran".
Tras la creación de una oficina paralela, Planells dejó de presionarle mediante notitas en los expedientes: "A partir de 2003, que es cuando ya empieza a funcionar la famosa oficina paralela, dejo de recibir notitas".
Caballero continúa: "Algunos recursos que en nuestra sección hemos desestimado, ha dado instrucciones a la sección correspondiente para que se concediera". Las irregularidades brotan como hongos: "Un abogado amigo mío me dice que vino un ruso para que le tramitara la residencia con exención de visado. Fue denegado. Y entonces el ruso se fue a otro despacho. Y en este despacho consiguió lo que quería. Dijo que gracias a que el titular del despacho tenía relaciones con la Delegación".
- Jefe de la oficina de extranjeros en la Subdelegación del Gobierno en Barcelona hasta 2002. Carlos Planas reiteró al juez Pedraz que las instrucciones sobre "expedientes concretos" siempre partían de Planells. "Al principio me lo decía verbalmente, luego mediante notitas. (...) Hay que resaltar una cosa, muchas veces me decía, 'este expediente me lo pide la delegada'. O sea, la mitad de las veces lo pedían otros".
La excusa de Planells
Eduard Planells, ex subdelegado del Gobierno en Barcelona, explicó al juez cómo conoció al mafioso Tetruashvili, al que dio un certificado de honorabilidad en 2001. "El subdelegado, David Bonet, me dijo, ven a una reunión con Fernández Teixidó [ex consejero de CiU]. Y vi que había gentes del ámbito de la restauración que necesitaban personal de la Europa del Este. [Tetruashvili] vino dos o tres veces y luego el subdelegado me dijo que se entendiera conmigo".
El ex director de Trabajo
Ramon Eimil, ex director de Trabajo, declaró al juez: "Todo era de rusos. Apellidos rusos o ucranianos. Muchos expedientes los presentaba Añoveros. Entonces me empecé a fijar y alguno venía con nombre de él. Otros venían presentados por gente de su despacho. Francisco Caballero me dijo un día, porque le dije 'oye ahora no veo expedientes presentados por Añoveros'. Y me dijo, 'no ahora ya no los presenta él. Sé que era alguien de su despacho', me dijo Caballero".
Prohibición Schengen
El jefe de sección José Antonio Rodríguez se encargó de la renovación del permiso de residencia del mafioso georgiano Tariel Oniani, que escapó de la redada de la Operación Avispa: "Fue presentada a través del jefe de oficina por instrucciones del subdelegado, y a mí se me indicó que se adelantara esa solicitud. Constaba una prohibición Schengen. Y dije, emitidme un informe desfavorable diciéndome que consta en Schengen y procedimos a la extinción de esta concesión".
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