Pensado para asfalto
El CX-7 destaca por su imagen vanguardista y deportiva. Tiene un puesto de conducción amplio y alto, pero con una postura similar a la de los turismos, y un asiento eléctrico de cuero que sujeta poco. Incluye de serie la llave inteligente -abre y arranca sin sacarla del bolsillo-, pero sorprende por la suavidad de los mandos y la rodadura. Y se echan en falta los sensores de aparcamiento y el navegador integrado, que no se ofrece como opción.
Motor 2.3 turbo de gasolina
Este 4×4 sólo se vende con el motor 2.3 turbo de gasolina de los Mazda 3 y 6, un cuatro cilindros con inyección directa y otros avances que mejoran el rendimiento, 260 CV y el par o fuerza de empuje. Va unido a un cambio manual de seis marchas con un accionamiento corto y rápido, y el conjunto ofrece una respuesta y prestaciones brillantes. Le falta elasticidad por debajo de 2.000 vueltas, porque es lento al responder al acelerador, como si tardara en entrar el turbo. Pero sólo molesta fuera del asfalto, porque en ciudad, con las marchas cortas, apenas se nota, y en carretera, una vez lanzado, tampoco. En cambio, a partir de 2.500 vueltas empuja con fuerza y rapidez hasta superar las 6.000, y permite disfrutar su poderío. Enlaza muy bien las marchas, adelanta con nervio y mueve bien el peso en autopista. Pero impresiona su silencio y suavidad de marcha, y parece flotar sobre el asfalto.
Los consumos son altos, pero correctos para un coche tan grande con un motor de gasolina tan potente. Gasta unos 10 litros a ritmos suaves, y sube a 14 en ciudad, campo y apurando las marchas.
Todoterreno de carretera
El CX-7 es un todoterreno ligero sin reductora, y equipa un chasis de turismo y unas suspensiones pensadas para asfalto que ofrecen un buen equilibrio entre estabilidad y confort. La tracción 4×4 es electrónica, y aunque circula en tracción delantera para ahorrar gasolina, puede pasar hasta el 50% de la potencia al eje trasero si pierde adherencia delante.
Con esta base se comporta tan bien en carreteras amplias y autopistas que recuerda una berlina deportiva: balancea poco, es rápido en cambios de dirección, absorbe bien los baches y tiene aplomo en recta. Y todo esto, unido a una buena insonorización, hace que sea muy agradable para viajar. En zonas más viradas y estrechas se defiende con una agilidad correcta y un tacto agradable, pero acusa más las inercias y no es tan preciso al trazar, lo que acerca más su estabilidad a los todoterrenos. En cambio, los frenos paran con rapidez sin fatigarse y viene de serie con el control de estabilidad.
El CX-7 puede recorrer pistas de tierra. Circula con solidez, pero transmite los baches al volante y es algo seco de suspensión. Conviene mantener ritmos tranquilos y evitar zonas complicadas: no lleva reductora ni bloqueo de diferencial, y como tarda en responder al acelerador, es fácil quedarse atascado en zonas de arena o barro.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.