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Reportaje:FIN DE SEMANA

Un tren cosido a la montaña

Subida al monte Larrun, tras los pasos de Eugenia de Montijo

El monte Larrun o La Rhune tiene el privilegio de contar con un tren cremallera que desde hace más de ochenta años llega a su cima por el solo capricho de contemplar el paisaje. La primera en ver las posibilidades turísticas del lugar fue Eugenia de Montijo. La esposa de Napoleón III movilizó en 1859 a toda su corte, asentada en Biarritz, para subir a la cumbre, desde donde podría contemplar el territorio español y disfrutar de la naturaleza. Senderista en potencia o romántica empedernida, lo cierto es que la emperatriz andaluza no fue consciente del revuelo que armó con su cortejo de damas encorsetadas subiendo a lomos de mula los 905 metros del Larrun, pero su iniciativa no cayó en saco roto. En 1908 se empezó a gestar el proyecto de construir un pequeño tren que rememorara la gesta de la dama, el cual fue inaugurado en 1924.

Entonces, como ahora, el petit train de Larrun sale de la estación del puerto francés de Saint Ignace, ubicado entre los pueblos de Ascain y Sare. La aventura empieza al subirse a esos vagones de madera. La andadura es lenta, el tren va mordiendo cada uno de los dientes de su cremallera, literalmente cosida a la montaña. En cada traqueteo cambia el paisaje: bosques de robles que fueron cómplices de la noche para cobijar a aquellos contrabandistas que trajinaban con algodón, azúcar, café o rodamientos de coches; la visión del otro tren que ya, cumplido su objetivo, baja desafiando todas las leyes de la gravedad; rebaños de pottokak, los pequeños caballos vascos pastando libres; buitres leonados sobrevolando su territorio.

Al cabo de 35 minutos se llega a la cima, con soberanía compartida entre Francia y España. En días claros se puede ver la costa desde Biarritz hasta San Sebastián y las cumbres de la cadena pirenaica. Varias ventas aseguran el alimento para los que quieran pasar el día. Aquellos que quieran sudar un poco pueden bajar por un camino balizado, una marcha de unas dos horas y media.

En las inmediaciones de la estación del petit train se encuentran las grutas de Sare, enormes galerías temporalmente cerradas para solucionar los desperfectos causados por las lluvias. Sin embargo, vale la pena visitar el anexo parque megalítico, que reconstruye dólmenes, túmulos y menhires con paneles explicativos. Aquí comienza una ruta de senderismo de ocho kilómetros, apta para niños, que lleva hasta Zugarramurdi y Urdazubi-Urdax, en Navarra, por una de las antiguas vías de comunicación utilizadas por contrabandistas en esta zona fronteriza denominada Xareta, la comarca de las brujas.

Como complemento de la visita a las cuevas se ha abierto en la localidad un Museo de la Brujería donde se recrea el pasado del valle. La estela de las brujas llega más lejos, hasta las cuevas de Ikaburu, a las afueras de Urdax.

El tren de La Rhune parte del puerto francés de Saint Ignace, cerca de la localidad de Sare.
El tren de La Rhune parte del puerto francés de Saint Ignace, cerca de la localidad de Sare.SILVIA CAUNEDO

GUÍA PRÁCTICA

La visita- Tren de La Rhune (00 33 559 54 20 26; www.rhune.com). Puerto de Saint Ignace, Sare (Francia). A dos kilómetros de Vera de Bidasoa (Navarra). Desde marzo hasta principios de noviembre, de 9.00 a 17.00. Adultos, 13 euros; niños, 8.- Cuevas de Zugarramurdi (948 59 93 05). Museo de la Brujería (948 59 90 04).- Cuevas de Ikaburu y Molino de Urdax (948 59 92 41).

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