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Los radares militares colapsan la televisión por satélite en Israel

Las interferencias comenzaron el día del ataque aéreo israelí sobre Siria

"Hay una jungla de poderosas transmisiones ahí fuera", comentaba días atrás un ingeniero israelí mientras los directivos de la compañía de televisión por satélite Yes rogaban por la "coexistencia electromagnética" en el espacio. Y es que la empresa afronta una coyuntura dramática que puede abocarla a la desaparición, por el hartazgo de parte de sus 926.000 abonados ante las continuas interferencias.

La imagen se congela con frecuencia o simplemente desaparece de las pantallas durante segundos o por lapsos de horas o días. Todo comenzó el 6 de septiembre, fecha del ataque de la aviación israelí a una supuesta base militar en el norte de Siria. Es la única certeza, porque los técnicos no acaban de identificar el origen del desaguisado.

El Ejército, la marina y los ministerios de Comunicaciones, Defensa y Exteriores se han volcado para descifrar el enigma. La versión más verosímil es que radares militares a bordo de barcos que surcan el Mediterráneo están interfiriendo la señal que envía el satélite israelí empleado por Yes. Apuestan por dos buques -holandés y alemán- que patrullan las costas de Tiro bajo el mandato de la misión de Naciones Unidas en Líbano.

Otros expertos afirman que un barco ruso es el responsable de los males israelíes. ¿Por qué Rusia? Porque Moscú, especulan, sufrió un duro golpe en la operación militar israelí en Siria. Según esta tesis, Israel demostró que los radares que Damasco compró a Rusia para detectar violaciones de su espacio aéreo se revelaron inservibles.

A la empresa ya no le queda a quién recurrir. Sus directivos están desesperados, y cientos de miles de israelíes, hartos. Las demandas judiciales se cuentan por centenares, y las cancelaciones de suscripciones, por miles. La central telefónica de la compañía estuvo colapsada durante días, hasta que la empresa contrató personal -la plantilla ha aumentado un 15%- para atender el chorreo de llamadas: 400.000 cada día (Israel tiene siete millones de habitantes). Aun así, los intentos por contactar con Yes resultan vanos para infinidad de abonados.

La cuenta de resultados de este año va a sufrir un varapalo tremendo. Yes ha invertido cientos de miles de euros para contratar un avión, un barco y varios equipos móviles terrestres para solucionar el desastre. "Un mes más así y la compañía colapsará", afirman los directivos. Está por ver si la promesa de devolver las cuotas del mes de septiembre (41 euros) a todos los clientes y los regalos en forma de películas gratuitas satisfacen al personal. "Es importante destacar que todos estos beneficios se otorgan a todos los consumidores, no sólo a aquellos que han sufrido las interferencias", comentaba Ron Eilon, director ejecutivo de Yes. Al menos uno de sus suscriptores ya ha aprovechado el río revuelto para demandar a Yes en los tribunales por 122 millones de shekels (22 millones de euros).

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Y claro, Hot, la compañía rival de televisión por cable, se frota las manos y no pierde el tiempo. Ha lanzado una campaña voraz de captación de clientes que ofrece un paquete con servicios de Internet y teléfono -Triple Platinum- que hay que contratar por dos años. De momento, desde la frontera con Líbano hasta los lindes con Egipto, millones de televidentes aguardan el carpetazo a este episodio de espionaje o de guerra electrónica.

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