La avalancha de desplazados desborda a las autoridades iraquíes
La falta de recursos lleva a la mayoría de las provincias a rechazar a huidos de otras regiones
Un gigantesco movimiento migratorio, provocado por la interminable ola de violencia, está transformando Irak. Más de 2,2 millones de iraquíes se han visto forzados a dejar su hogar para trasladarse a otra región dentro del mismo país. Cada vez son más las provincias (11 de las 18 existentes) que están prohibiendo la entrada de desplazados en su territorio, según la agencia de la ONU para los refugiados. "Las autoridades locales están desbordadas; no hay suficientes alimentos, médicos, alojamientos... y no les dejan entrar", afirma Andrew Harper, responsable para Irak del organismo internacional.
Se calcula que más de 4,4 millones de iraquíes han tenido que dejar sus hogares
"La situación es cada vez más desesperada", dice el jefe de la oficina de ACNUR en el país
Cerca de 100.000 iraquíes huyen de media cada mes de su casa: la mitad se dirige (cuando puede) a los Estados vecinos, pero la otra mitad se desplaza (y con cada vez más dificultades) dentro del mismo territorio, según los cálculos de ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados. En total, se calcula que los iraquíes afectados son más de 4,4 millones, el mayor movimiento de población en Oriente Próximo desde 1948, cuando la creación de Israel echó de sus domicilios a cientos de miles de palestinos.
La falta de recursos de las autoridades iraquíes y la violencia sectaria está provocando que cada vez más gobernadores rechacen la entrada de iraquíes que huyen de otras provincias, según explicó Andrew Harper en una entrevista telefónica. "Irak es una olla a punto de estallar; la situación es cada vez más desesperada", advirtió desde su oficina en Ginebra. No se trata de zonas chiíes que prohíben la entrada a los suníes por conflictos sectarios, sino que las prohibiciones que ya han puesto en marcha 11 de las 18 provincias existentes afectan a todo el país. "Son provincias del norte, del centro y del sur", dice.
"La razón de estas medidas está en la escasez de viviendas para alojar a los desplazados, la falta de asistencia médica, de escuelas...", añade. Pero muchos gobernadores niegan que estén cerrando el paso a sus conciudadanos. "La forma de conseguir que se vayan es a veces más sutil: les niegan casa, comida, asistencia social... y no tienen más remedio que marcharse", afirma. En otras provincias, la estrategia es mucho más directa y hombres armados con fusiles impiden a los desplazados entrar en la provincia. "La frustración de los iraquíes crece", advierte.
Este desplazamiento de población amenaza con poner las cosas más difíciles de cara al futuro. Hasta ahora el mapa de Irak estaba más o menos dividido en zonas chiíes, suníes y kurdas. Pero los movimientos de ciudadanos lo están desdibujando, lo que podría frustrar un eventual plan de reconciliación nacional que dividiera el país en esas zonas para poner fin a años de violencia.
Cuatro años y medio después de la invasión, las condiciones de vida de los iraquíes empeoran, según denuncian las organizaciones internacionales de derechos humanos. Los efectos siguen siendo devastadores y, aparte de los miles de civiles muertos, un tercio de la población vive en la pobreza y más de la mitad de los médicos ha huido del país, según los cálculos de Cruz Roja.
No es de extrañar que cientos de miles abandonen a diario el país o se trasladen a otra región dentro del mismo Irak (100.000 al mes, según Harper, que antes del verano estimaba que la cifra rondaba los 50.000). Fuera de Irak, los principales destinos de los iraquíes son Siria (1,4 millones) y Jordania (750.000). Muchos de estos refugiados salieron del país antes de 2003, pero la mayoría se fue tras la invasión de la coalición liderada por EE UU en marzo de 2003).
Las advertencias de ACNUR llegan justo cuando algunos países vecinos de Irak han restringido o cerrado las fronteras a los refugiados iraquíes, alegando que ellos tampoco pueden hacerse cargo de los huidos. En el caso de Siria, se han impuesto nuevas restricciones de visado a los iraquíes. Según ACNUR, desde que se impusieron las nuevas restricciones, hace unos días, sólo han podido cruzar la frontera hacia Siria iraquíes con visados por motivos comerciales, científicos o educativos. Para pedir un visado, los iraquíes deben acudir a la embajada de Siria en el distrito Al Mansur de Bagdad, que es escenario de frecuente violencia, y luego esperar dos semanas.
"Hay que dar asistencia a Siria y Jordania para que puedan abrir sus fronteras a los más necesitados y también ayudar a las autoridades iraquíes para gestionar la ayuda a los desplazados", recomienda Harper. "Si no se pone solución, es difícil saber qué sucederá, pero la situación es desesperada", insiste. "No existe una infraestructura social en Irak y la inseguridad continúa".
La peor parte se la llevan las mujeres y los niños. La mayoría de los muertos en Irak son hombres y, si no han muerto, muchos están detenidos. Eso deja a su familia sola y, en muchas ocasiones, sin forma posible de ganarse la vida. "Cada vez más gente vive con familiares y amigos", cuenta Harper.
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