Barcelona se afianza entre las ciudades más atractivas para los ejecutivos extranjeros

La calidad de vida y los esfuerzos por progresar como plaza de negocios mantienen intacto el atractivo de Barcelona entre los altos ejecutivos de multinacionales, a pesar de la pujanza de las economías emergentes. La ciudad aguanta este año en el cuarto lugar de Europa con mayor gancho para ubicar un negocio. Sin embargo, los directivos extranjeros le cuelgan a la ciudad farolillos rojos como el insuficiente dominio de los idiomas, una cualificación de las plantillas mejorable, la relativa calidad de sus telecomunicaciones y el exceso de contaminación. El avance más subrayado de Barcelona en la encuesta anual de Cushman & Wakefield con relación al año pasado es la mejora del "clima político y fiscal".

"Es evidente que algunos de los episodios de crispación política no llegan a los ejecutivos extranjeros", comentaba ayer al respecto Oriol Barrachina, socio director de Cushman & Wakefield, la firma consultora que cada año pone el termómetro a la rivalidad manifiesta entre ciudades que batallan por captar negocios a través del llamado European Cities Monitor. El termómetro en cuestión es una encuesta a 500 altos ejecutivos, incluidos presidentes, consejeros delegados y directores generales, de las principales compañías europeas.

Lo que dice la encuesta de este año es que Londres sigue siendo imbatible en el primer lugar de la lista, seguida de otras dos plazas de negocios que se mantienen en la cima, en segundo y tercer lugar: París y Francfort.

Barcelona aguanta en cuarto lugar; Madrid, en el séptimo. Y entre medias pugnan Amsterdam y Bruselas. Como novedad, Valencia aparece en la parrilla de salida para poder incorporarse, por primera vez, a la clasificación de las primeras ciudades con mayor atractivo para ubicar negocios.

La encuesta también revela que los factores que más pesan para que Barcelona se mantenga en el top ten tienen que ver más con la explotación del atractivo que le confiere la calidad de vida que se le atribuye, que los factores que más valoran los ejecutivos a la hora de emplazar una empresa en una ciudad: como se puede ver en el cuadro, en cualificación de plantillas, Barcelona baja al décimo lugar. Lo hace al undécimo cuando lo que se mide es la facilidad para acceder a los mercados. Pese a la mejora experimentada respecto de 2006, la ciudad sigue en la cola en lo que se refiere a la calidad de sus telecomunicaciones. Sigue retrasada, y va ligeramente a peor, en dominio de idiomas.

Mejora en infraestructuras

Y las conexiones de transporte, en pleno debate sobre el estado de las infraestructuras catalanas, la sitúan en octavo lugar, algo mejor que el año pasado.

Entre sus puntos fuertes destacan, por otra parte -y son compartidos con Madrid-, la oferta de la capital catalana para ejecutivos expatriados y de alojamiento en hoteles.

Llama la atención, y Cushman no pudo atribuirlo a ningún factor en concreto, el parámetro en el que Barcelona ha mejorado más: el que mide el mejor marco político y fiscal que se ofrece. Aquí triunfa, sobre todo, Dublín. Pero Barcelona asciende del octavo al quinto puesto. Madrid empeora: pasa del sexto al séptimo.