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La presidenta del Parlamento da un ultimátum sobre la reforma del reglamento

La ponencia que trabaja en la renovación ha ralentizado su labor hasta el bloqueo

La reforma del reglamento del Parlamento sigue en el limbo. La próxima reunión de la ponencia que estudia la reforma podría certificar la defunción de los trabajos, dado el desacuerdo de fondo que existe entre los partidos. La presidenta del Parlamento, Izaskun Bilbao, ha dado un ultimátum a las formaciones políticas para que en esa reunión, que podría celebrarse esta semana, decidan definitivamente si siguen o se zanja el asunto hasta la próxima legislatura. Bilbao ha adoptado esta posición de fuerza debido a la imposibilidad de acercar posturas en varias cuestiones.

El debate se abrió en 1989 y desde entonces los sucesivos intentos por reformar el reglamento han resultado infructuosos. Cuestiones como el acatamiento de la Constitución, el sistema de votación de las enmiendas de totalidad, la instauración de plenos de control o la manera de constituir comisiones de investigación dividen a los partidos. El asunto ha encallado hasta el punto de que los políticos no le ven una salida clara. El PNV se aferra todavía a un clavo ardiendo y asegura que aún no se ha dicho la última palabra y que queda un último esfuerzo por hacer.

Desde el PSE, Oscar Rodríguez, el parlamentario que se ocupa de los trabajos, habla abiertamente de "escepticismo" ante el resultado final y no se recata en lanzarle un ultimátum a su vez al PNV. Este partido tiene, según él, la llave para desatascar el proceso. "Estamos muy escépticos porque el Gobierno de Euskadi no quiere ser controlado. Por eso llevamos con un reglamento y las mismas normas de funcionamiento del Parlamento desde hace 24 años". Y como el Gobierno no quiere ser controlado, "no impulsa a sus partidos PNV, EA y EB a realizar una reforma". "Esto es absolutamente anacrónico", se lamenta.

Y es que el Parlamento vasco es el único de todas las comunidades autónomas que aún no ha reformado su reglamento, desde que se puso en marcha en marzo de 1980. Parecía que esta legislatura los partidos estaban decididos a acabar con esa situación. Para ello constituyeron una ponencia al comienzo de la misma, que tomó como base de sus trabajos el texto que ya fue aprobado en comisión en 1998, pero que no llegó a entrar en vigor al no recibir el respaldo del pleno. Los nacionalistas se negaron.

Empezar por lo fácil

Y con estos precedentes en la memoria, los partidos decidieron empezar los trabajos en esta ocasión por las cuestiones en teoría menos espinosas, para terminar con los principales problemas. El caso es que año y medio después, el acuerdo resulta imposible. La ponencia ha ido ralentizando su trabajo hasta prácticamente el bloqueo. Junto con el acatamiento de la Constitución y el Estatuto de Gernika, el nuevo reglamento aspiraba a introducir otras novedosas medidas.

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Por ejemplo, los plenos de control al Gobierno, que se celebrarían cada 15 días y consistirían en una batería de preguntas e interpelaciones al lehendakari y a los consejeros por parte de la oposición. Estos plenos obligarían al lehendakari a dar cuentas de su política de forma periódica.

Carlos Urquijo, el representante del PP en la ponencia confirmó a este periódico que la presidenta del Parlamento dio a los partidos un plazo de 15 días (que expira esta semana) para ver si es posible el acuerdo o en caso contrario dejar el debate. "En la última reunión de la ponencia la presidenta dijo que no veía interés en los partidos por avanzar, así que dio un plazo". Para el PP, el acuerdo es imposible si la reforma no recoge el acatamiento de la Constitución y para ello ofrecen dos fórmulas: que lo hagan cuando toman posesión de sus escaños o que el propio reglamento establezca que la propia toma de posesión ya suponga el acatamiento.

El PSE también se mantiene firme en esta exigencia, pero, al menos, abre una puerta a abordar y acordar las cuestiones en las que resulta factible el entendimiento. "Todos estamos de acuerdo en la filosofía de que tiene que haber unos plenos dedicados exclusivamente a que los partidos puedan controlar al Gobierno por medio de preguntas", asegura Rodríguez. "No haría falta ni reformar el reglamento para eso, bastaría con la voluntad del PNV".

La cuestión es que nadie da un paso al frente y ya ha transcurrido año y medio de discursos. "Tendremos que decidir esta semana si hay reglamento o no". Para el parlamentario de EA, Rafael Larreina, aún no hay "obstáculos insalvables". "La reforma no está parada, aunque no va al ritmo que nos gustaría. Lo del acatamiento de la Constitución es algo que, en realidad, no tiene nada que ver con el funcionamiento del Parlamento y está complicando todo", apunta. Larreina apela a la voluntad política para superar el escollo. "El tripartito ha planteado que cada parlamentario haga lo que quiera al acceder al escaño. Es una salida".

Los retoques de la norma

El reglamento de la Cámara data de 1983 y se inspiró en la norma que regía las Cortes Generales en 1977, es decir, anterior a la aprobación de la Constitución y de los estatutos de autonomía. La norma ha experimentado ya algunos retoques y cuenta con algunos anexos con resoluciones de la presidencia que han permitido ir solventando algunos problemas. Como el surgido en 2001 con la votación por separado de las enmiendas a la totalidad a los presupuestos para garantizarse así el Gobierno su aprobación, ya que se encontraba en una situación de minoría.Para evitar de nuevo esa resolución, el PP ha introducido la propuesta de que la votación final sea conjunta de devolución o no del texto al Gobierno y no de cada enmienda de totalidad.

Aunque parece que el debate se centra en la obligatoriedad o no de acatar la Constitución y del elevado número de iniciativas que ha presentado la oposición para reforzar el control al Gobierno, la reforma contiene otras cuestiones que resultan muy importantes para mejorar el funcionamiento de la Cámara y dotarle de mayor efectividad.

Es el caso de las sustituciones temporales de los parlamentarios cuando se encuentren de baja médica. En la actualidad, si un parlamentario está enfermo, su partido pierde ese voto. La forma de proceder a esa sustitución ya varía, según los partidos. Los socialistas proponen que el parlamentario de baja delegue el voto en un compañero, mientras que el PNV plantea que vote por medio de internet, ya que, en un principio, el voto de los parlamentarios es personal e indelegable.

PP y PSE están de acuerdo en crear una oficina de control presupuestario en la Cámara para asesorar a los diputados sobre la ejecución de las cuentas del Ejecutivo. El tripartito no está de acuerdo, al igual que con la celebración de plenos de control cada 15 días, como ocurre en el Congreso de los Diputados.

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