El conflicto que divide a Bolivia
La disputa por la capitalidad entre La Paz y Sucre pone en peligro la Asamblea Constituyente
La disputa por la "capital plena" -el traslado de poderes de La Paz a Sucre- no sólo amenaza con hacer fracasar la Asamblea Constituyente de Bolivia, encargada de redactar una nueva Carta Magna, sino que agrava el riesgo de enfrentamiento entre el occidente, centro de la hegemonía política, y las regiones del oriente, que ostentan la supremacía económica.
Sucre, la capital oficial de Bolivia, planteó el retorno del Poder Ejecutivo y Legislativo, actualmente en La Paz, ante la Constituyente, pero el oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS), que tiene la mayoría, logró en agosto que el asunto fuera excluido de la agenda. La maniobra, calificada de "duro golpe a la democracia y a la legalidad", derivó en 23 días de protestas ciudadanas y obligó a suspender las sesiones del foro hasta el próximo lunes.
La Corte Superior de Distrito falló a favor de Sucre y ordenó a la Asamblea Constituyente la reposición del tema en la agenda. La mesa directiva del foro, sin embargo, ha hecho caso omiso, incurriendo en el desacato. "En realidad, la reivindicación de Sucre ha hecho visibles otros factores transversales del conflicto entre oriente y occidente, como son la tierra y el territorio, la disputa de ricos y pobres, de k'aras (blancos en aymará) e indígenas, pero también la disputa sobre la visión del país desde ideologías antagónicas", dice la socióloga María Teresa Zegada. Este enfrentamiento adquiere mayor complejidad con el surgimiento de otros factores de poder, como son los prefectos, los comités cívicos regionales y las juntas vecinales, con mayor capacidad de convocatoria que los alicaídos partidos políticos o los sindicatos.
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