Correa da el último paso para tomar el control de Ecuador
Los sondeos auguran la mayoría del partido del presidente en la Asamblea constituyente
La elección de la Asamblea para redactar una nueva Constitución en Ecuador es el último paso del presidente, Rafael Correa, para cerrar su fulgurante carrera. Tras ganar los comicios de 2006 y arrasar en la consulta popular de abril, que le permite ahora hacer una Carta Magna a su medida, si mañana la lista de Correa logra la mayoría de los asambleístas el presidente tendrá un cheque en blanco para gobernar. A partir de aquí se sabrá si es sólo el "Chávez de Ecuador", como dicen sus detractores, o si forja un estilo propio.
La nueva Carta Magna, que sería la vigésima en la historia de Ecuador, es la piedra angular del proyecto del economista Rafael Correa, de 44 años, para refundar política y económicamente el Estado y acabar, según él, con años de inestabilidad. El país andino ha tenido ocho presidentes en los últimos 11 años, más del 40% de su población es pobre, no tiene moneda propia sino que rige el dólar, tiene más de tres millones de emigrantes (20% de la población) y es uno de los más corruptos de América Latina junto a Haití y Venezuela, según Transparencia Internacional.
Las encuestas apuntan a que el bloque Movimiento País de Correa logrará la mayoría absoluta (al menos 66 de los 130 asambleístas a elegir). En el país andino se percibe que el Gobierno mantiene un fuerte respaldo popular tras ocho meses en el poder. Durante ese tiempo, Correa duplicó el seguro del paro, subsidió el material escolar, pagó los salarios atrasados de la sanidad y ordenó a los bancos estatales dar créditos baratos a comerciantes y agricultores. Al tiempo que aumentaba el gasto público, se enfrascó en una fuerte pelea con los banqueros privados y con los medios de comunicación, a quienes acusa de fomentar la inestabilidad política.
Hay más de 3.200 candidatos en casi 500 listas para la Asamblea y es tal el borbotón de propuestas que encuestadores como Hugo Barber, de Perfiles de Opinión, sostienen que "la gente optará por votar las listas en vez de a los individuos por sus méritos, que era lo que se pretendía". Esto favorece a los que simbolizan el cambio en la política ecuatoriana: el Movimiento País y Sociedad Patriótica, el partido del ex golpista y ex presidente destituido Lucio Gutiérrez.
La oposición -los partidos tradicionales- lo tienen difícil. Han presentado candidatos con varias derrotas electorales a cuestas y personajes impopulares. Muchas de sus propuestas de reforma son calcadas de programas electorales pasados o meras promesas imposibles de trasladar a una Carta Magna con una extensión razonable. Esta ausencia de alternativas allana el camino al "socialismo del siglo XXI" de Correa que, según ha declarado, es "distinto" al de su homólogo venezolano, Hugo Chávez. "Hay cosas en las que no concordamos y otras en las que hemos aprendido de los errores", dijo Correa, sin entrar en detalles.
A pesar de la distancia que Correa quiere marcar con Chávez, sus propuestas para la nueva Constitución tienen muchas semejanzas con el chavismo. Correa quiere la reelección y la ampliación del mandato, disolver el Congreso electo en 2006 que le fue útil en abril para sacar adelante el proyecto constitucional y al que ahora acusa de "ineficaz y corrupto", revisar las concesiones privadas y aumentar la presencia estatal en la economía, e impedir que las grandes empresas gestionen medios de comunicación, entre otras cosas.
"La reelección indefinida está descartada", aseguró ayer Alberto Acosta, cabeza de lista del Movimiento País. "Lo que aún discutimos en el grupo es si estamos a favor de reelección inmediata o con un intervalo. En cualquier caso creemos que el mandato debe ampliarse de cuatro a cinco o seis años", añadió. "Lo que sí es seguro es que si el Movimiento obtiene la mayoría, el Congreso quedará inmediatamente disuelto y en su lugar se nombrará una comisión que legisle mientras dura la Asamblea, entre seis u ocho meses", explicó.
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