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Mas propone un referéndum sobre el Estatuto si el Constitucional lo recorta

El líder convergente Artur Mas empleó ayer los 45 minutos de su discurso parlamentario en intentar deslegitimar la ya caduca, a su juicio, línea divisoria entre izquierdas y derechas que trazó la víspera el presidente de la Generalitat, José Montilla. Porque el único eje válido, dijo, es el de catalanistas versus sucursalistas. Por ello, rechazó la idea del presidente de acabar con el dilema Cataluña-España -"que llevaría a Cataluña a la desaparición", auguró- y apostará por mantener una cierta confrontación con el Estado que se traduciría, por ejemplo, en convocar un referéndum de ratificación del Estatuto si el Tribunal Constitucional limitara su contenido.

En el segundo día del debate de política general, Mas expresó su enojo por la insistencia de Montilla en "dividir" a los catalanes entre conservadores y progresistas; una línea que, insistió, hasta el propio Pasqual Maragall ha dado por superada y que entorpece su apuesta por recuperar la vieja idea de pal de paller [eje central] para CiU. Pero sobre todo se ofendió porque asimilara conservadores a "decadencia". "Pues bien", respondió, "su Gobierno es la viva imagen de la decadencia confortable".

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De ahí que el jefe de la oposición se esforzara por volver a situar este eje en el catalanismo y recriminara a Montilla que apelara a no "perder el tiempo" con falsos dilemas identitarios y a no presentar como excluyente la dualidad Cataluña-España. "El día en que no exista este dilema significará que Cataluña habrá desaparecido en todo aquello que ha significado durante siglos", vaticinó.

En este escenario, el líder nacionalista planteó la redacción de una ley para regular, de acuerdo con el Estatuto, la convocatoria de referendos -la carta autonómica habla de consultas populares-. Para no dar pie a confusiones, Mas precisó que no desea convocar un referéndum sobre la independencia como el sugerido por Josep Lluís Carod Rovira para 2014. "Quede claro que yo no pienso, necesariamente, en ningún horizonte definido temporal". Serían unas consultas que en ningún momento, matizó, rebasarían las propias disposiciones del Estatuto.

Pero el ejemplo que puso Mas no cabe ni en el Estatuto ni en la Constitución. Recuperando una reciente idea lanzada por Maragall, el líder de CiU propuso llamar a los catalanes a las urnas para que aceptaran o rechazaran el Estatuto que salga del Tribunal Constitucional, en caso de que los magistrados optaran por rebajar su nivel competencial.

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En su estreno como líder del PP, Daniel Sirera dejó claro que su antecesor, Josep Piqué, ha pasado a la historia, y con él, su tono de cierta moderación. Con una crítica furibunda contra todo lo que oliera a nacionalismo catalán, Sirera intentó arrebatar a Ciutadans la bandera de la defensa de los castellanohablantes y fue implacable al denunciar las medidas "contra el castellano" que está tomando el Ejecutivo catalán. Sirera reprochó además al presidente de la Generalitat que no haya condenado "explícitamente" la quema de retratos del Rey la semana pasada en Girona: "Si no lo ha hecho es porque es prisionero de sus pactos con Esquerra Republicana".

Joan Ridao, portavoz de Esquerra, garantizó la "cohesión y estabilidad" del Ejecutivo de Montilla y advirtió de que van a seguir defendiendo "el ejercicio del derecho de Cataluña a defender su futuro", más allá, incluso, del actual marco legal.

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