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"Mira qué grande es la terraza, Mariano"

Aguirre presume ante Rajoy de los pisos en alquiler del Ivima y promete 95.000 viviendas más

Carlos E. Cué

Nada hay más tentador para un político que sacarle partido al presupuesto público con una buena foto. Si a esa instantánea se suma el candidato de tu partido a la presidencia del Gobierno, dos pájaros de un tiro: éxito externo (en la prensa) e interno (por el favor al líder).

Así que Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, no se lo pensó dos veces, se montó en un autobús del PP y se llevó a Mariano Rajoy a ver unos pisos de alquiler del Ivima en San Sebastián de los Reyes (para familias con menos de 18.000 euros, con prioridad para mujeres maltratadas y discapacitados).

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No hubo entrega de llaves ni cortes de cinta, para evitar acusaciones de usar el presupuesto en actos de partido. Pero Aguirre y Rajoy estuvieron casi media hora visitando dos casas aún no habitadas, aunque ya sorteadas, una de 50 y otra de 100 metros cuadrados, rodeados de fotógrafos y cámaras. Esto es, lograron el mismo efecto mediático que con una entrega de llaves sin pillarse los dedos. Ante las críticas de electoralismo, Rajoy sentenció: "Esto es democracia en estado puro".

Rajoy y Aguirre entraban y salían de las habitaciones, de las cocinas, de los baños, todos sin muebles, bien espaciosos. "Mira éste, Mariano", le guiaba la presidenta. "Ven, vamos a la terraza, mira qué grande. Es enorme", insistía mientras ambos posaban con su mejor sonrisa. "Y todo a 3,94 euros el metro cuadrado, más 50 fijos", decía ufana. "¿450 euros al mes por 100 metros? Esto es fenomenal", le contestaba Rajoy.

Aguirre recurrió enseguida a su desparpajo y a su familia para insistir en las bondades de las casas. "Fíjate, Mariano, éstas tienen hasta cinco dormitorios. ¿Cuántos hay que ser para que te den una de cinco dormitorios?". "Seis", respondió rauda la consejera de Vivienda, Anabel Mariño.

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"Vaya, o sea, que se entiende que cada uno tiene que tener un cuarto. Bueno, eran otros tiempos, pero nosotros éramos ocho hermanos, y las niñas dormíamos todas juntas", contó Aguirre entre sonrisas de todos sus colaboradores.

Poco antes, por si había dudas de cómo controla todo, la presidenta recordaba a Rajoy que el Ivima había proyectado unas ventanas muy pequeñas, y ella obligó a cambiarlas. "Decían que se ahorraba calefacción, pero era horrible, sin luz. Nada, nada", sentenciaba tajante después de preocuparse por el coste para el Ivima. "Nada, lo recuperamos todo", respondían sus responsables.

Rajoy escuchaba las explicaciones con interés, sobre todo en el baño: "Las bañeras ya no tienen sentido. La ducha es más útil y menos peligrosa, sobre todo para gente mayor".

También se interesó por la regulación de la vivienda -le explicaron el porcentaje de suelo que los promotores deben entregar- y San Sebastián de los Reyes, el municipio que visitaba, que en las últimas elecciones pasó a manos del PP. "¿Y aquí llega el metro de Madrid?", preguntó sorprendido. "Hay metro y hospital", respondió Aguirre, satisfecha. "Es sorprendente que este pueblo, que era de izquierdas, haya votado PP. Enhorabuena", le dijo Rajoy al alcalde. Aguirre seguía entrando a todo: "Y Alcobendas, y Algete, y muchos más. Lo que pasa es que a la gente le haces infraestructuras y te vota, porque saben que gestionamos bien". Después de una charla sobre ciclismo, verdadera pasión de Rajoy, con Miguel Perdiguero, concejal de San Sebastián de los Reyes y ex ciclista profesional, llegó la hora de la rueda de prensa.

Aguirre presumió de las casas -por allí deambulaban algunas señoras a las que les ha tocado, que aplaudían mucho- y prometió otras 95.000 viviendas en alquiler en cuatro años. Y Rajoy, que este fin de semana clausura una conferencia del PP sobre vivienda, propuso modificar las leyes de Arrendamientos Urbanos y Enjuiciamiento Civil, para dar seguridad jurídica a los propietarios, y crear juzgados exclusivos en materia de vivienda.

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