La inversión en la región se estanca

Del soporte informático en el que el ministro de Economía, Pedro Solbes, pasea la caja del Estado, a Madrid le toca en 2008 una inversión de 2.616 millones de euros, el 10,7% del global para España, cuando el peso demográfico de la región es del 13,4% y su aportación al PIB, del 17%. El año pasado fueron menos: 2.602,9. Pero el aumento es un raquítico 0,1%. El más bajo de todas las autonomías. Un estancamiento que se explica por la finalización de infraestructuras, como la T-4 o el tren de alta velocidad a Lleida. Una inversión por habitante de 427 euros. Más de 100 por debajo de la media (543). El grueso es para aeropuertos (507 millones). El Gobierno apostilla que es "más y más". La presidenta regional, Esperanza Aguirre, lo niega: "Cero patatero, Zapatero".

"Zapatero asfixia a Madrid". Es la coletilla que repite insistente Esperanza Aguirre: que el presidente del Gobierno tiene sujeto el cuello presupuestario de la Comunidad y casi no deja que pase aire, dinero público, a la región. Según el Gobierno central, a través de su delegada, Soledad Mestre, la inversión en Madrid no hace más que crecer, con una muletilla repetida tras cada epígrafe "Vivienda, ¡más!; seguridad, ¡más!; cultura, ¡más!", y así hasta agotar todos los bloques presupuestados. Y es cierto. Es más. Pero muy poquito más, sólo un 0,1%. En total, el incremento es de 13,1 millones.

Ninguna región crece tan poco. Pero, según el Gobierno de Zapatero, tiene su explicación: "Lo que le corresponde a Madrid ya era muy alto los ejercicios anteriores". Además, se incluye un anexo de 95,2 millones de euros que corresponde a inversiones "no regionalizables", porque afectan a más de una comunidad autonómica, pero que, fundamentalmente, favorecerán a Madrid.

Según el negro sobre blanco de la retahíla de cifras presentadas ayer por el vicepresidente y ministro de Economía, Pedro Solbes, al Parlamento, la inversión en la Comunidad de Madrid llega a los 2.616 millones de euros, de los que el grueso se destinará a los aeropuertos (507 millones) y a los ferrocarriles (459). Los números, pues, se mantienen, aunque algunas de las grandes obras en la región, como la nueva T-4 del aeropuerto de Barajas (más de 6.000 millones hasta su finalización en 2006), ya han concluido.

Pero la discrepancia del Ejecutivo madrileño se basa en introducir un nuevo elemento a la contabilidad. Ha decidido incluir sólo los proyectos nuevos, ideados, diseñados este mismo año. La cifra resultante aplicada a este peculiar rasero es de algo más de tres millones de euros.

Efectivamente, los proyectos en los que se van desgranando los racimos de millones no son brillantes ocurrencias de este mismo ejercicio. Por ejemplo, los 114 millones de euros inyectados a la conclusión de la línea de alta velocidad entre Madrid y Valladolid. O los 66 millones de euros destinados a una obra hidráulica conocida popularmente como la M-50 del agua, que consiste en dos tuberías de 113 kilómetros de largo que trasladan el suministro desde los pozos subterráneos hasta las nuevas urbanizaciones de la corona metropolitana de Madrid.

"¡Qué quiere Aguirre, que se nos ocurra como cosa novedosa construirle un puerto de mar!", dicen un portavoz del Ministerio de Economía. En su opinión, la Comunidad de Madrid ya cuenta, en proyecto, con toda la inversión en infraestructuras necesaria.

La consejera de Economía, Engracia Hidalgo, hace un análisis muy distinto. En su opinión, la situación es "alarmante", porque el resto de comunidades autónomas "experimentan subidas mucho mayores que Madrid". Así que su diagnóstico es pesimista: "Es una cifra exigua y no ayuda a vertebrar el crecimiento social y económico de la Comunidad de Madrid y de sus ciudadanos".

Hidalgo recordó que en los últimos Presupuestos Generales del Gabinete del ex presidente José María Aznar (PP), en el año 2004, la región percibió un monto de 3.214 millones de euros. Una cifra real que se sustanciaba por la gran aportación que supuso el cierre final de la construcción de la T-4, inaugurada en febrero de 2006. El Gobierno de Zapatero replica que señalar un año concreto falsea el debate y que lo correcto es analizar periodos de tiempo más prolongados.