Ahmadineyad da por zanjado el debate sobre el plan nuclear iraní
Mientras todo el mundo aquí hablaba con gran preocupación del desarrollo nuclear en Irán, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, dio ayer el asunto por zanjado en su esperado discurso ante la Asamblea General de la ONU. "El asunto nuclear de Irán está ya cerrado", dijo lacónicamente.
Aunque añadió que su Gobierno no se opone a hablar con nadie que quiera hacerlo en buena voluntad, las palabras del dirigente parecen dar a entender que Teherán no tiene nada más que negociar con los representantes del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) que tratan de inspeccionar las instalaciones nucleares iraníes. Ahmadineyad aseguró que esas instalaciones son "transparentes y pacíficas", y reiteró que su Gobierno no piensa renunciar a la energía nuclear para garantizar el progreso de su nación.
La Administración estadounidense, que dejó vacíos sus asientos en la Asamblea durante el discurso -al igual que Israel-, había reaccionado ya antes de que el presidente iraní hablase. "No nos importan sus palabras sino sus hechos", dijo la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino. EE UU, junto a Francia, está impulsando en el Consejo de Seguridad de la ONU nuevas sanciones contra Irán si no acepta las inspecciones del OIEA.
Al margen de este conflicto, el presidente iraní utilizó sus 40 minutos en esta tribuna para invitar al mundo a corregir el rumbo actual y aceptar la salvación "bajo un Gobierno de Dios y de su voluntad". En un discurso que suscribirían muchos integrantes de la derecha cristiana que tanto odian a la ONU, Ahmadineyad anunció el final de "la era de dominación materialista" y predijo enormes catástrofes para "los grandes poderes" que persistan en sus "pecados de soberbia y arrogancia".
