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El conflicto de Oriente Próximo

Israel declara Gaza "entidad enemiga"

El Gobierno de Olmert aprueba el corte de electricidad y del suministro de combustible de la zona

En su lucha a brazo partido contra Hamás, Israel declaró ayer a Gaza "entidad hostil". No es una declaración baladí. Es el paso previo a la decisión aprobada por unanimidad en el gabinete de seguridad: el corte del suministro de luz y combustibles a la franja.

Si un cohete de las milicias palestinas provoca daños o una andanada causa el pánico, todo está listo para provocar un apagón que acentuará el desastre humanitario. Hamás tildó la iniciativa de "declaración de guerra", e importantes ONG y organismos internacionales consideraron "inmoral" el eventual "castigo colectivo" contra la población civil.

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Un veterano diplomático acreditado en la región siempre insiste en que lanzar previsiones a corto plazo en Oriente Próximo es temerario. "Sólo hay que fijarse", advierte, "en las tendencias consolidadas". Y los acontecimientos sólo conducen a una conclusión: la decisión del Ejecutivo israelí es sólo un eslabón más de la estrategia que arrancó el 26 de enero de 2006, un día después de que Hamás triunfara en las elecciones legislativas.

El bloqueo económico de la franja, casi dos años después, no ha logrado doblegar al Gobierno islamista pese a la dramática situación económica del territorio palestino. Los cohetes han seguido impactando en el sur de Israel. Y el ataque del 11 de septiembre contra una base militar israelí en las inmediaciones de Gaza, donde resultaron heridos decenas de soldados, fue el detonante de los planes ahora aprobados.

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No precisó el Ejecutivo de Ehud Olmert cuándo se ejecutará el castigo a la población de Gaza, ni por cuánto tiempo se prolongará. No obstante, en reuniones previas del Gobierno se propuso cortar tres horas el fluido eléctrico por cada cohete Kassam que cayera en suelo israelí. Según una nota difundida por la Oficina del Primer Ministro, el castigo se impondría por etapas: en primer lugar se cortaría la luz y más tarde la entrega de combustible. Sólo se garantizaría el suministro a los hospitales.

"Hamás es una organización terrorista que ha tomado el control de Gaza y la ha convertido en un territorio hostil...", dice el comunicado. El paso de personas por los cruces fronterizos, permitido con cuentagotas desde que Hamás se hizo con el control total de Gaza el 14 de junio, también será prohibido. "Es una declaración de guerra que continúa las acciones terroristas de los sionistas contra nuestro pueblo", afirmó el portavoz de Hamás, Fauzi Barhum.

Paradójicamente, no es la milicia de Hamás la más activa en el lanzamiento de cohetes contra Israel. Cierto es que nada hacen para impedir que otros grupos los disparen, y que su contención temporal -tampoco han perpetrado atentados suicidas en tres años en Israel- se debe sólo a su entrada con éxito en la arena política. Ayer mismo, el primer ministro islamista, Ismail Haniya, se reunía con dirigentes de Yihad Islámica para convencerles de que dejen de disparar, al menos durante el mes de Ramadán que acaba de comenzar.

La decisión del Ejecutivo israelí tiene también lecturas políticas internas. La presión sobre Olmert es creciente. Los partidos de la ultraderecha religiosa y laica, a los que acoge en su propio Gobierno, le exigen puño de hierro. Y la opinión pública, especialmente los residentes en Sderot, a dos kilómetros de Gaza, denuncian indignados sentirse abandonados.

La medida de detener el fluido eléctrico y el suministro de gasolinas granjea a Olmert una imagen de firmeza y le permite sortear otro dilema de mayor calado: la invasión militar de la franja, que es lo que reclaman los dirigentes más radicales. Además, al primer ministro, impopular como ninguno en la historia del Estado judío, le favorece en las encuestas su actitud de dureza. El confuso ataque de la aviación israelí en territorio sirio hace dos semanas le ha supuesto un aumento de la popularidad, aún baja pero ya no por los suelos.

El Gabinete de Olmert se esforzó por presentar la iniciativa como acorde a la legalidad internacional. Nadie coincide con esta tesis. Desde el secretario general de la ONU hasta relevantes ONG internacionales e israelíes se apresuraron a criticarla. "No importa los crímenes que se hayan cometido, y el lanzamiento indiscriminado de cohetes contra Israel es un crimen según la ley internacional. Los castigos colectivos no se pueden permitir. Es inmoral y contrario a las Convenciones de Ginebra", asegura Oxfam en un comunicado.

Soldados de infantería durante un entrenamiento, en una fotografía cedida por las Fuerzas de Defensa israelíes.
Soldados de infantería durante un entrenamiento, en una fotografía cedida por las Fuerzas de Defensa israelíes.EFE

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