Zona crítica
Los inversores siguen sin saber cómo manejar esta crisis de los mercados de valores, lo que les lleva a practicar una prudencia extrema que frena cualquier conato de compra y agiliza las ventas. Otro factor a tener en cuenta es que casi cada día surge un nuevo inconveniente en el sector financiero que les reafirma en esa postura de alejamiento.
Las sospechas de que algunos bancos españoles pudieran haber solicitado financiación de emergencia al BCE cayeron como una bomba en la Bolsa y ni siquiera el rápido desmentido del Banco de España logró enderezar la caída de las cotizaciones.
La mala situación de los valores bancarios es extremadamente contagiosa, sobre todo en una plaza en la que han sido siempre el paradigma de la solidez y la estabilidad. Al día de ayer, nadie parecía capaz de arriesgar unos euros para tomar posiciones en unos valores que, en voz muy baja, se reconoce que están muy baratos. Ayer, sólo Telefónica parecía capaz en algunos momentos de demostrar que la Bolsa no se termina con el sector bancario, pero los escasos céntimos que lograba subir poco antes del cierre fueron demasiada tentación para los inversores.
A un nivel técnico, hubo cierta sensación de alivio cuando el Ibex 35 rebotó en los 13.519 puntos, que le situaban por debajo de los mínimos de marzo y diciembre, y que podían dejar abierta la puerta a un nuevo descenso hasta el nivel de los 13.100 puntos.
Al cierre de la sesión, el Ibex 35 bajó el 1,18% para quedar en 13.696,90 puntos. Entre el resto de las plazas europeas, sólo Francfort parecía capaz de resistir la presión, al tiempo que en Nueva York, el convencimiento de la mayoría de los analistas de que la Reserva Federal decidirá hoy bajar los tipos de interés no lograba contentar a los inversores, algo impresionados por la caída del índice Empire State de actividad manufacturera.
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