Diseñadores en busca de la 'pole position'

Inmediato. Vertiginoso. Son los primeros adjetivos que le vienen a la mente a Jesús del Pozo, encargado de inaugurar la 43ª edición de la Pasarela Cibeles. "A pocas horas de acabar el desfile ya había leído la crítica en la web de una revista de moda", explica. Su perro rosa y su mujer moderna cubierta de algodones, linos, sedas y tejidos tecnológicos saltaron ya de buena mañana a la Red. "El primer desfile es muy importante, cada año le toca a un miembro de la asociación porque, claro, el tirón mediático es enorme", asegura Modesto Lomba, diseñador y presidente de la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME).

Ni sus sucesores matutinos, Duyos y Lemoniez, ni los vespertinos Francis Montesinos, Ángel Schlesser y Ágatha Ruiz de la Prada pasaron inadvertidos. Pero la organización trata de encontrar la fórmula más justa para todos sus miembros en estos tiempos de frenesí mediático. "Las pasarelas internacionales tienen más presente la repercusión mediática en la elaboración de los calendarios", dice Lomba. "Así, en Milán el primero en elegir día y hora es Armani, por su notoriedad, después elegirían Dolce & Gabbana y luego el resto. Aquí hemos creado una mesa de trabajo para barajar esas opciones. Queremos introducir fórmulas de designación de horarios más equitativas". Lo van a tener difícil, pronostica el diseñador, porque todo es relativo.

Cuestión de gustos y costumbres. TCN, que ayer presentó su colección inspirada en muñecas, en el Florida Park, en el entorno Cibeles, siempre elige la mañana. "Es una política de la empresa: siempre desfilamos el primer día a la una de la tarde. Es el momento más fresco, más limpio, más cuidado, creemos que desfilar a esa hora es más eficaz", asegura Josep Maria Donat, presidente de TCN. También Devota & Lomba. "Por la tarde todo es más lúdico". El adjetivo parece oportuno para el primer diseñador de la tarde Francis Montesinos. "Para mí no hay horas buenas ni malas, la hora buena o mala la haces tú". El valenciano, con la presentación de su colección Al quite, un homenaje a la tauromaquia, la hizo buena. La plaza se puso en pie ante una Laura Sánchez vestida de luces.