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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

¿Y el derecho a la libertad y la intimidad?

No puedo dejar de asombrarme e indignarme ante las afirmaciones que se hacen en algunos programas de televisión, que para más inri, se emiten en horario de sobremesa, al alcance de los oídos de niños y adolescentes.

Me estoy refiriendo concretamente al programa dedicado a la supuesta o posible homosexualidad de algunos toreros. Vamos a ver, como decía Alaska en su canción, ¿a quién le importa lo que yo haga...? Se supone que en este país cada persona es libre de ejercer su sexualidad como mejor le parezca, sin que por ello se pueda ser criticado, vejado o menoscabado.

Si hay toreros homosexuales, lo que, personalmente, me trae al fresco, será igual que si hay múltiples presentadores de programas rosa, bailarines, bailaores, profesores de autoescuela y monitores de aeróbic, por ejemplo, ¿o no?

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Mi indignación no tiene límites cuando, además, se hacen afirmaciones y juicios de valor del tipo "torero es sinónimo de masculinidad". Como aficionada, mantengo que torero es sinónimo de valor, técnica y arte, lo cual no tiene nada que ver con lo que el torero haga cuando se quita el traje de luces, y nunca mejor dicho que en este caso. Además, el valor no tiene sexo. Hay hombres y mujeres que lo tienen, así como también los hay que no lo tienen.

Otra tendencia muy en boga es la de salir del armario. De repente, parece que se les impone a los homosexuales de este país confesar sus tendencias. Volvemos a la falta de libertad. La Constitución nos la otorga, pero los medios de comunicación nos la quita. ¿Por qué tiene ninguna persona la "obligación" de confesar públicamente su tendencia u orientación sexual? ¿Porque son personajes públicos? ¿Cuándo se comienza a ser un personaje público? ¿Los profesores también lo somos? Me lo pregunto, porque si lo somos, también nos veremos tarde o temprano obligados a ponernos la etiqueta en la frente publicando cuál es nuestro gusto sexual.

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