Los cinco sentidos

El británico Michael Winterbottom puede presumir de ser, con toda probabilidad, el único director del mundo que rueda a un ritmo de una película por año sin que sus temáticas se parezcan en absolutamente nada. Al western crepuscular (El perdón, 2000), el retrato musical de una época (24 hour party people, 2002), el drama sobre la inmigración (In this world, 2002), la ciencia-ficción (Código 46, 2003), el porno-rock (9 songs, 2004), la comedia metalingüística (A cock and a bull story, 2005) y la denuncia política (Camino a Guantánamo, 2006), les sucede ahora un drama político con toques de thriller de espionaje: Un corazón invencible, basado en el caso real del secuestro en Pakistán del periodista estadounidense Daniel Pearl, en el año 2002.

Winterbottom mantiene, eso sí, una seña de identidad dentro de su compleja e inabarcable temática: un toque de cine documental en sus ficciones (A cock and a bull story, In this world) y un toque de ficción en sus documentales basados en hechos reales (24 hour party people, Camino a Guantánamo). Sus películas están hechas no sólo para ser vistas y oídas. Se pueden palpar, oler, degustar.

En la notable Un corazón invencible, la credibilidad de los ambientes resulta pasmosa. Winterbottom te transporta a la ciudad paquistaní de Karachi con su cámara siempre móvil, con su agilísimo montaje, con su portentoso diseño de sonido. El humo de las chimeneas, el ruido de los coches y el sonido del tumulto de sus calles traspasan la pantalla para adueñarse de los cinco sentidos del espectador. Como también el nervioso ambiente del hogar del secuestrado, el constante estruendo de los móviles, las conversaciones a cuatro bandas, el sonido de fondo de la televisión. Una casa llena de gente que busca una rendija a la esperanza, que aguarda una buena noticia, que quiere aportar algo pero no aporta nada, que se estorba en lugar de acompañarse. La tensión de la espera es mágica. Como también la credibilidad de la preparación de la entrevista que llevará a Pearl a ser capturado por los terroristas; los pasos posteriores de embajadores, policías y agentes de la CIA; la colaboración en la investigación del Gobierno del general Pervez Musharraf, y la presencia real de éste y de Colin Powell en fugaces apariciones televisivas.

Como contrapartida, el cine del director británico suele descuidar un tanto (quizá a propósito) el retrato de personajes. En Un corazón invencible hay una exacta radiografía de una situación límite y un buen dibujo de la protagonista principal (una gélida mujer tan preocupada por la imagen como por el devenir de su marido), pero más allá de ello hay una sequedad sentimental que lleva a la película a resultar un tanto fría a pesar de su desgarrador desenlace.