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Pujol y Maragall piden que la Constitución reconozca a Cataluña como nación

Montilla y Carod rechazan la llamada de Mas a una confluencia de todos los catalanistas

Enric Company

La normalidad caracterizó la primera celebración de la Diada de Cataluña con José Montilla como presidente de la Generalitat. En un ambiente de relajada fiesta cívico-patriótica, unas 20.000 personas de toda edad y condición asistieron al principal acto de la jornada, en el parque de la Ciutadella de Barcelona, que incluyó la izada de la bandera catalana, el canto del himno Els Segadors y la interpretación de canciones en catalán y castellano a cargo de Maria del Mar Bonet y Miguel Poveda. La jornada se cerró con la entrega por Montilla de sendas medallas de oro de la Generalitat a los ex presidentes Jordi Pujol y Pasqual Maragall. Ambos pidieron que la Constitución reconozca específicamente a Cataluña como nación.

Pero normalidad en la celebración del Onze de Setembre catalán significa también un ritual subidón en el tono de las proclamas de los partidos, catalanistas, no catalanistas, nacionalistas e independentistas. Todos contra todos, mostraron sus diferencias y sus distintas percepciones de la situación política.

El ex presidente Maragall auguró que España y la Unión Europa reconocerán en el futuro que Cataluña es una "nación", ya que los catalanes tienen la "paciencia" necesaria para ver la "eclosión" de las naciones sin Estado, de las que España cuenta con la "mitad" de la UE. "En esta Europa diversa", añadió, "Cataluña será una nación espero que algún día reconocida no sólo en el preámbulo de su Estatuto, sino también en la Constitución de su Estado".

Mientras Montilla sostenía que Cataluña "está en un buen momento y trabajando para que mejore", el líder de la oposición, Artur Mas, de CiU, pedía "un frente común del catalanismo" para superar el "desconcierto" que a su juicio impera en el país y la "incapacidad" del Gobierno tripartito de izquierdas para ejercer "el liderazgo que Cataluña necesita".

El diagnóstico de Mas es que "los catalanes se sienten en parte desconcertados, en parte confundidos, y en parte enfadados", ante una situación de la que el caos de las infraestructuras registrado este verano es a su juicio un ejemplo del estado en que se halla el país.

Mas insistió en su llamamiento a una refundación y "confluencia" del catalanismo como primer paso para salir de esta situación. Pero esta receta fue de nuevo rechazada ayer desde todos los campos. El líder de Esquerra Republicana, Josep Lluís Carod, la rechazó como una apuesta "básicamente electoral", que sólo persigue atraer a electores catalanistas de otros partidos. Los republicanos consideran mucho mejor su apuesta por celebrar en 2014 un referéndum sobre la independencia, lanzada en agosto por el propio Carod.

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La refundación del catalanismo preconizada por Mas fue también desechada por Montilla con el argumento de que la fuerza del catalanismo procede justamente de su carácter transversal. "Catalanistas hay en muchos partidos y eso es lo que le hace fuerte", dijo antes de opinar que cuando alguien habla de refundar, como ha hecho el líder de CiU, "es que tiene problemas en su casa". Pero una cosa es que el catalanismo sea "causa común", añadió el presidente, y otra muy distinta es que un partido como CiU pretenda ser la "casa común" de una realidad muy plural.

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