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Reportaje:

Trashumancia sin fronteras

Más de 150 pastores procedentes de 36 países acompañaron el paso de las ovejas por Madrid

Esther Sánchez

"¡Ovejas!", exclamaban sorprendidos ayer los viandantes que transitaban por la calle Mayor, la Puerta del Sol, Alcalá y Cibeles. Sí, unas 1.000 ovejas, de raza "negra de Colmenar" y "rubia de El Molar". Resbalando por los adoquines y el asfalto y muy, muy asustadas. Tanto, que si las hubieran dejado, se habrían dado la vuelta. Otros las reconocían un tanto indiferentes. "Las de todos los años. Reivindican las cañadas". Hasta que, también sorprendidos, preguntaban: ¿Y, esos que van con ellas, ¿quiénes son?" Eran pastores de lujo. Este año acompañaban al ganado 150 pastores procedentes de 36 países. Participan en el Encuentro Mundial de Pastores Nómadas y Trashumantes en Valsaín, (Segovia).

Mongoles, kenianos, sudaneses, argentinos, indios y españoles guían al ganado
Los pastores se quejan de las dificultades de movilidad. Cada vez hay menos vías pecuarias

Mongoles, kenianos, sudaneses, argentinos, indios, españoles, entre otros, ataviados con sus llamativos trajes, restaron cierto protagonismo a las ovejas. "Foto, foto", les reclamaba el público. No importaba, la fiesta perseguía un objetivo común: mostrar al mundo que la trashumancia es un modo de vida actual que, además, garantiza el cuidado del medioambiente. Este año el paso de las ovejas se ha adelantado, para hacerla coincidir con la Convención de las Naciones Unidas contra la Desertificación.

Maryam Niamir-Fuller, representante de la Naciones Unidas para el Desarrollo participó en la marcha para apoyar las reivindicaciones de los nómadas. "Tenemos que cambiar la forma de pensar. La trashumancia es no es un sistema tradicional y romántico, sino moderno, que proporciona riqueza a las áreas rurales y, además, protege nuestro ecosistema", aseguró.

Sus palabras estaban en la mente y en la boca de todos los participantes, unos 600. "Somos cultura y folclor vivo, no de museo. Aunque, de ese, también hay", decía Ángeles Balbas, de la Federación Nacional de la Mujer Rural, embutida en su traje típico cántabro y subida a unas albarcas.

El grupo cántabro abría el desfile, precedido de los tradicionales pendones de Astorga, grandes banderolas de 10 metros de altura y unos 40 kilos de peso. En la plaza de la Villa les esperaba la concejal de Medio Ambiente, Ana Botella, a las 10.00, para recibir el pago de unos maravedíes (antigua moneda española). Hoy un abono simbólico, pero allá por el siglo XV requisito indispensable para utilizar las dehesas y los prados de la Villa. El rebaño continuó su periplo hasta la plaza de Cibeles, y de ahí, media vuelta para volver a la Casa de Campo por el mismo camino.

Antes, organizadores y pastores pararon en la plaza Mayor. Allí dieron a conocer sus reivindicaciones, y ecologistas y pastores se dieron la mano. La Fundación Félix Rodríguez de la Fuente entregó un manifiesto de las asociaciones ecologistas más prestigiosas en apoyo a la actividad de los pastores, donde se destaca la importancia que su actividad tiene para los ecosistemas.

El mayor problema al que se enfrenta el pastoreo nómada de todo el mundo son las políticas que impiden la movilidad del ganado y ocupan los territorios para usos agrícolas, industriales o urbanos. Daniel Leiva y Enrique Omar Soto, pastores de la Patagonia Argentina, aseguran que se están perdiendo los caminos de arreo "porque hay personas que están comprando grandes fincas y nos cierran el paso".

El keniano Emmanuel explicaba que el pastoreo en su país es muy peligroso. "Tenemos que ir armados porque los Gobiernos no te protegen y hay conflictos tanto internos como en los países de alrededor".

Para intentar poner freno a estas situaciones, el Encuentro Mundial de Pastores se ha marcado como prioridades: resolver los impedimentos al movimiento de los nómadas; crear un observatorio para distribuir información; posibilitar alternativas para proporcionar servicios móviles para necesidades médicas, veterinarias, escolares, comunicación vía satélite, etcétera; sentar las bases de colaboración con la ONU y demás organismos internacionales con el fin de luchar contra la desertificación y preparar estudios que muestren el papel del pastoreo extensivo en el mundo.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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