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La situación en el País Vasco

La Ertzaintza responde con contundencia al desafío de Batasuna en San Sebastián

Nueve heridos y 11 detenidos en enfrentamientos entre los agentes y 300 manifestantes

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Poco después de la una de la tarde, apenas concluida la Bandera de la Concha, la principal regata de traineras del Cantábrico, la Ertzaintza ya había tomado el Boulevard donostiarra, el corazón de la ciudad, por el que paseaban miles de personas. Su objetivo era que los radicales no se saliesen con la suya tras la prohibición de la marcha repetida dos veces esta semana por el Gobierno vasco. Si en ocasiones precedentes la Ertzaintza había consentido concentraciones no autorizadas de la izquierda abertzale, ayer optó por la tolerancia cero y no cedió a la amenaza que Olano lanzó el pasado miércoles en las páginas de Gara (el diario próximo a Batasuna) anunciando "un combate callejero" si la marcha era impedida.

La marcha arranco a las 13.45 con el clásico grito de "Presoak kalera. Amnistia osoa" ("Presos a la calle. Amnistía") y apenas 300 personas siguiendo una pancarta que pedía en euskera libertad para los presos que "han cumplido su condena" y "los que tienen enfermedades incurables".

No había pasado un minuto cuando la Ertzaintza, tras recordarles que la marcha estaba prohibida y debían disolverse, ya había detenido a seis personas, entre ellas a Olano, y había cargado contra los manifestantes, que se refugiaron en el cercano Casco Viejo.

El Boulevard se quedó momentáneamente vacío. A partir de ese momento se sucedieron más de dos horas de enfrentamientos de una dureza no vista en Euskadi desde febrero pasado, cuando también fue prohibida otra marcha de Batasuna en Bilbao.

Los turistas hacían fotos de las cargas de la Ertzaintza como si fuera una película, sin considerar la posibilidad de quedarse atrapado en medio. "Tienen tiragomas. Bájense las viseras". El grito de un mando precedió a una carga contra un grupo de violentos que usaba un contenedor volcado como parapeto mientras lanzaba a los agentes todo tipo de objetos y derribaban mesas y sillas de las terrazas de los bares. En cada acometida, turistas y curiosos desalojaban la zona para volver en los momentos de calma. Los policías advertían una y otra vez a los curiosos de los riesgos y aguantaban a los simpatizantes de Batasuna presentes entre el público que les insultaban. Algún agente perdió la paciencia y respondió a una mujer mayor con otra imprecación.

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Los agentes llegaron a entrar en el Casco Viejo, lo que otras veces han evitado por la afluencia de público y lo angosto de sus calles, buscando entre los múltiples bares, uno a uno, a los vándalos que les habían atacado enmascarados. Cinco ertzainas tuvieron que ser atendidos en un hospital, uno de ellos con cortes en el cuello "de cierta gravedad", según Interior, por el impacto de una botella y otros cuatro contusionados. Seis ciudadanos fueron atendidos también de cortes y diversas lesiones.

Finalmente, el número de detenidos se elevó a nueve, acusados de desórdenes públicos y manifestación ilegal.

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