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Coyuntura agraria

La pugna en la industria láctea por la compra de leche se recrudece

Los precios seguirán subiendo en otoño ante la falta de producción

Cuatro meses después de que las empresas lácteas impusieran a los ganaderos una bajada de precios ante la existencia de excedentes, las mismas industrias se han enzarzado en una guerra de precios al alza para la compra de leche en origen ante la caída de la oferta. Esta carrera por asegurarse las entregas de los ganaderos y el abastecimiento ha provocado una subida espectacular de los precios en las últimas semanas que seguirá en otoño.

Al igual que en el caso de los cereales, la situación del sector lácteo arroja serias dudas sobre el acierto de la política comunitaria sobre este producto, basada en eliminar cabaña para evitar excedentes de producto, aplicar tasas a la sobreproducción y dejarlo todo supeditado a lo que suceda en el mercado exterior.

La pasada semana, los directivos de la Federación de Industrias Lácteas, Fenil, celebró una reunión para analizar la situación sin que se lograse un acuerdo sobre el camino a seguir. Sin embargo, la industria decidió una subida de los precios de la leche de oveja hasta fin de año en 0,02 euros.

En la leche de vaca, frente a unos precios medios en primavera de 0,30 euros por litro, en la actualidad los precios en origen se han disparado hasta los 0,44 euros, aunque la media se situaría en unos 0,40 euros por litro. Ante este incremento de los precios en origen, los precios de venta al consumo se van a situar en el entorno de un euro por litro.

El sector de la leche de vaca está sufriendo, como el resto de las cabañas ganaderas, el impacto negativo de la subida de los precios de los piensos en una media superior al 30%.

Política de Bruselas

Sin embargo, en contra de muchas interpretaciones, esa subida de los precios de la leche no se ha debido al incremento de los precios de los cereales, sino el resultado final de la política aplicada por el Gobierno de Bruselas y por la propia industria transformadora sobre el sector en la última década que ha forzado el abandono masivo de ganaderos, en el seno de la Unión Europea y, más concretamente, en España.

Desde las industrias se atentó contra las explotaciones ganaderas mediante una estrategia de precios a la baja, en algunos casos con pactos condenados por el Tribunal de Defensa de la Competencia, congelando las cotizaciones de compra entre los 0,27 y los 0,30 euros por litro durante una década. Desde Bruselas se contribuyó fijando para España una cuota de producción de sólo 6,1 millones de toneladas y aplicando multas a los excesos de producción.

Todo ello se tradujo en la última década en un recorte de explotaciones de 140.000 a menos de 28.000 y una producción ajustada a la cuota frente a una demanda de unos nueve millones de toneladas. Hoy, como consecuencia de esa política, falta leche. Los ganaderos optaron por vacas para la producción de carne y no hay vacas para aumentar la producción láctea a corto plazo.

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