Los cambios de rumbo en las hipótesis de la investigación
Todo en el caso Madeleine está rodeado de misterio. Aún no se sabe qué sucedió con la pequeña británica de cuatro años que desapareció mientras dormía junto a sus dos hermanos mellizos en los apartamentos turísticos Ocean Club, en la pequeña localidad de Praia da Luz, en el Algarve portugués. Nada se sabe, pero la Policía Judicial portuguesa sigue buscando a la niña. A la primera tesis de que podía haber sido secuestrada le sucedió la teoría de que la pequeña Madeleine está muerta, una hipótesis que, según la policía portuguesa, "prevalece" sobre las demás.
La policía investigó durante tres meses el posible rapto de la niña, bien para fines sexuales o para la adopción. La noche de la desaparición de Madeleine y en días posteriores se rastreó toda la zona. Se montó un despliegue sin precedentes. En total más de 1.000 agentes de los diferentes cuerpos de policía portugueses, más de 100 civiles coordinados por las autoridades, barcos, helicópteros, perros... Todos peinaron la zona en un radio de 15 kilómetros para encontrar a Madeleine. La búsqueda no dio resultado.
Durante la investigación se identificó incluso a un posible sospechoso. Su descripción coincide con la de un hombre buscado en España por un presunto delito de violación. Nunca se le encontró. También se habló de la posibilidad de que la niña hubiese sido trasladada a España. La frontera con Andalucía está a tan sólo dos horas en coche de Praia da Luz. Además, no se cerraron las fronteras hasta 12 horas después de que se diese la voz de alarma de la desaparición de la pequeña.
Falta de resultados
Pasaron las semanas y la investigación no dio resultados. La policía identificó al británico Robert Murat, de 33 años y vecino de Praia da Luz como sospechoso formal del caso, se le interrogó varias veces y se le dejó en libertad. El hombre, que vive con su madre a pocos metros del lugar donde desapareció la niña sigue siendo el único sospechoso formal, pero aún se desconoce por qué.
Es la falta de resultados hacia la línea de investigación del secuestro lo que llevó a la policía portuguesa a replantearse el caso hacia la teoría del fallecimiento de la niña. Es entonces cuando los investigadores volvieron al apartamento donde desapareció Madeleine. Examinaron las habitaciones ayudados por dos perros especialistas británicos entrenados para detectar el rastro de cadáveres e incluso de huesos humanos. Los dos perros detectan vestigios de sangre. La investigación dio un vuelco y las muestras de sangre se enviaron a un laboratorio de Birmingham para analizar el ADN.
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