Guatemala, bajo el volcán

Jesús López-Medel, diputado del Partido Popular y observador electoral de los comicios que tendrán lugar en Guatemala el 9 de septiembre, ha escrito un impactante artículo en este diario sobre esta hermosa tierra (Guatemala, un volcán, 31-8-07).

Al igual que con los demás países iberoamericanos, la relación de España con Guatemala es intensa, y la cooperación al desarrollo que aportamos, importante. En 1996, Madrid fue sede de los acuerdos de paz que debieran haber terminado con las barbaridades de que fueron víctimas incontables guatemaltecos. Una de ellas fue el asalto a la Embajada de España en 1980, donde estuvo cerca de perecer el embajador, Máximo Cajal. Como acertadamente escribe López-Medel, la Audiencia Nacional española persigue, sobre la base de la jurisdicción universal, no sólo los casos de los españoles asesinados en dicho asalto sino también "la devastación de poblados mayas y los miles de desaparecidos y ejecuciones extrajudiciales".

Las elecciones del próximo domingo constituyen una oportunidad para intentar conseguir que lo que hoy es -obvia y lamentablemente- un Estado fallido, se regenere y haga frente -con la ayuda española y europea y con el esfuerzo de los guatemaltecos- a la enorme pobreza (casi un 60% de la población) y a la cruel violencia, en muchos sectores prácticamente generalizada.

Quien suscribe acudirá a este bello y torturado país en calidad de presidente de la Misión de Observación Electoral del Parlamento Europeo. Misión que está compuesta por siete diputados, todos -menos uno austriaco- españoles. Socialistas, populares y un miembro de Izquierda Unida.

Con estas líneas quiero expresar mi satisfacción por las coincidentes opiniones del señor López-Medel y las nuestras. De cara a una vida política española ausente de crispación y con el propósito de consolidar un cierto consenso en determinados temas de política exterior, sería positivo que buscáramos otros ámbitos de encuentro. Con seguridad, ello agradaría a los ciudadanos.