Confebask pide un nuevo impuesto más bajo
El Impuesto de Sociedades se ha convertido para los empresarios vascos en una suerte de pesadilla que les persigue y genera un marco de incertidumbre. Para resolver la quiebra de la unidad fiscal suscitada por el proyecto aprobado por la Diputación de Guipúzcoa, Confebask, la patronal vasca, pidió ayer a las instituciones que elaboren un nuevo impuesto con un tipo común para los tres territorios, y más bajo que el 28% aprobado la pasada primavera por Vizcaya y Álava. En Guipúzcoa el PNV y EA proponen un gravamen del 30% (en el resto de España es del 32,5%).
El diputado general de Álava cree "una mala noticia" el proyecto de Impuesto de Sociedades aprobado por Guipúzcoa
El Gobierno vasco recuerda que el Órgano de Coordinación Tributaria aprobó un tipo de gravamen del 28%
La patronal destaca que la media del tipo del Impuesto de Sociedades vigente en la UE se queda en el 24%
Aunque en su comunicado evita concretar un gravamen preciso, Confebask subraya que la media del tipo en la Unión Europea es del 24% y que "una buena parte de los países europeos cuentan ya con tipos inferiores, que están además, paulatinamente reduciendo".
La plena capacidad normativa que otorga el Concierto Económico en el Impuesto de Sociedades ha sido y es fruto de conflicto. Primero, por los incentivos a la inversión (créditos o vacaciones fiscales), una cuestión que aún colea Bruselas y Luxemburgo, y luego, por las sucesivas sentencias del Tribunal Supremo y del Superior vasco contra los anteriores tipos del impuesto. Pero la decisión de Guipúzcoa implica que, por vez primera vez desde la aprobación del Concierto, queda desarmonizado el impuesto.
El Gobierno vasco recordó ayer que la decisión del Ejecutivo foral de Guipúzcoa es además contraria a lo decidido en el seno del Órgano de Coordinación Tributario, que reúne a las tres diputaciones y al propio Ejecutivo vasco. En el Departamento de Hacienda, que dirige la vicelehendakari, Idoia Zenarruzabeitia, se prefiere la cautela y esperar a que termine la tramitación de la norma foral y su aprobación o no, y en qué términos, en la Juntas de Guipúzcoa.
Los que no tienen voluntad de esperar son los empresarios, que pidieron una nueva reforma y alertaron sobre las "negativas consecuencias" que puede ocasionar la ruptura de la unidad fiscal. Sin embargo, la organización que preside Miguel Lazpiur obvia una cuestión esencial: con qué mayorías políticas podría aprobarse la nueva reforma que propugna, cuando las fuerzas que gobiernan las diputaciones y el Gobierno vasco, PNV y EA fundamentalmente, no han sido capaces de pactar para todo Euskadi la que aún no se ha concluido.
De hecho, la Diputación de Guipúzcoa no tiene la mayoría suficiente para sacar adelante su proyecto en las Juntas Generales. EA, que controla la cartera de Hacienda, se niega a bajar el tipo al 28%; el PNV de ese territorio no quiere ni hablar de pactar con el PP, con quien llegó a un acuerdo en los otros dos territorios sobre el gravamen, y el PSE propugna el 32,5%, aunque está abierto a negociar sobre el 30% en ciertas condiciones. Las cuentas no salen y las voluntades permanecen invariables en los últimos meses. Más aún con la expectativa de las elecciones generales para la próxima primavera.
Es esta situación política la que genera "perplejidad" en el empresariado. La patronal advirtió en su pronunciamiento de ayer sobre la "gravedad" de la situación creada y de los "efectos negativos" que la ruptura de la unidad fiscal podría ocasionar. "No sólo a las empresas guipuzcoanas, a las que discriminaría", precisó, "sino también al conjunto de las empresas vascas, teniendo en cuenta el momento de cuestionamiento que vive nuestra fiscalidad". Las diputaciones de Álava y Vizcaya miran a Guipúzcoa también con cierto desconcierto. Mientras Vizcaya prefiere esperar a que se calmen las cosas para opinar sobre el proyecto de norma foral guipuzcoano, el nuevo diputado general de Álava, Xabier Agirre, del PNV, aseguró que la decisión de Guipúzcoa no es una "buena noticia". Agirre recordó en Radio Vitoria que el PNV tiene "absolutamente claro y definido" que el tipo debe ser del 28%.
"Lógica armonización"
En un intento de salvar la posición del diputado general de Guipúzcoa, Markel Olano, también de su partido, Agirre recordó la tesis de éste según la cual, "aunque el tipo es del 30%, vía deducciones, la presión que al final van a asumir las empresas va a ser similar a las de Álava y Vizcaya". Agirre anunció que próximamente los responsables políticos del PNV celebrarán reuniones para tratar "más en profundidad" este asunto y ver qué soluciones hay "de cara a la anhelada y lógica armonización fiscal en los tres territorios".
Las deliberaciones del PNV deberán correr paralelas a las que se realicen en el Órgano de Coordinación Tributaria donde el PNV y su socio de gobierno por excelencia, EA, se volverán a ver las caras. Guipúzcoa deberá explicar en el seno de esta institución su voluntad de incumplir los acuerdos pactados por las cuatro instituciones vascas antes de las pasadas elecciones forales y municipales. La única posible salida a la unificación tributaria puede llegar por el acuerdo político, algo que se antoja especialmente complicado.
Los sindicatos no cuestionan tanto la quiebra de la unidad fiscal cuanto las consecuencias para la recaudación de la reforma del impuesto. Todos ellos se oponen a que se rebaje la tributación por los beneficios empresariales. Pilar Collantes, secretaria de Acción Sindical de UGT-Euskadi, censuró la rebaja y pidió a los empresarios repartir los beneficios con los trabajadores a través de la negociación colectiva.
La más que compleja armonización
Todos los implicados en el conflicto fiscal citan la Ley de Armonización, Coordinación y Colaboración Fiscal, aprobada en 1989 y reformada en 1998, una norma que no se ha utilizado nunca y no se ha desarrollado reglamentariamente como corresponde, según los expertos. Sin embargo, cíclicamente sobrevuela sobre la normativa fiscal vasca.
Tras la crisis generada por la aprobación de la Ley de Territorios Históricos en 1983, el PNV la impulsó para calmar los ánimos. Nunca la ha querido usar y parece que su deseo es no hacerlo para respetar la soberanía foral. Sin embargo, la actual crisis abierta por la disparidad de tipos en el Impuesto de Sociedades la ha recuperado con más actualidad que nunca. La ley prevé expresamente en su artículo 5 para el Impuesto de Sociedades la armonización del tipo de gravamen, junto a otros muchos conceptos como la base imponible, el hecho imponible o el ámbito de aplicación.
Al igual que el PNV, el PP rechaza también su empleo por respeto a la foralidad. Es más, pese a ser partidarios de un tipo único del 28%, los populares ya han dicho que no apoyará ningún intento de armonización fiscal a través del Parlamento.
El portavoz del PP en materia económica, Anton Damborenea, señaló ayer que "armonizar no es unificar" y que la situación actual no es sino el fruto de las divergencias entre los nacionalistas. Damborenea, quien acusó a los nacionalistas de mantener abiertas guerras por el poder, apostó por el respeto a la decisión tomada en Guipúzcoa. Así, anticipó que su partido defenderá la posibilidad de que los tres territorios vascos tengan diferentes tributos, de la misma manera que ha defendido que puedan existir impuestos distintos entre el territorio foral y el común.
Así las cosas, el PNV, aunque lo desease, no podría apoyarse en el partido con el que impulsó el cambio normativo del Impuesrto de Sociedades tanto en Vizcaya como en Álava. Parece difícil, sino imposible, que sus socios del tripartito, EA y EB, cambien repentinamente de estrategia y opten por una rebaja de impuestos.
Descartados igualmente Aralar y EHAK, partidarios de tributaciones aún superiores a las aprobadas, la única puerta a la que puede llamar el Gobierno si apuesta por la armonización es la del PSE. Sin embargo, parece que las condiciones no resultan las adecuadas. Los socialistas van aún más lejor que EA y pide un tipo de gravamen del 32,5%. Si en principio el PSE aceptaría echar mano de la ley de Armonización, no parece que exista la posibilidad de un acuerdo global sobre los tipos. Con todo, los últimos intercambios de apoyos presupuestarios entre los partidos que apoyan los gobiernos central y vasco siempre dejan la puerta abierta a las sorpresas.
Joana Madrigal, la portavoz socialista para asuntos económicos, aseguró ayer que su formación considera que el Gobierno debe utilizar la ley. Lo que no tienen tan claro es si deben instar al Ejecutivo vasco a utilizarla. En todo caso, Madrigal coincidió con los populares en que los que pierden son los ciudadanos por las guerras nacionalistas y por su incapacidad para liderar a la sociedad. La parlamentaria socialista teme que la discrepancia pueda generar una especie de competencia entre territorios para atraer a empresas.
Siempre queda la posibilidad abierta de realizar un armonización al alza, al 30%, impulsar una subida de impuestos a los empresarios en Vizcaya y Guipúzcoa y lograr un acuerdo entre el PNV y sus dos socios principales.
LA LEY DE ARMONIZACIÓN
Artículo 2. "Las normas tributarias de los territorios históricos observarán las normas que en materia de armonización fiscal establezcan las leyes del Parlamento vasco sobre los aspectos y con el alcance señalados en la presente ley, además de las contenidas en la Ley del Concierto Económico. (...) El nivel de armonización alcanzado podrá permitir la existencia de disposiciones normativas diferentes en los territorios históricos, siempre que éstas garanticen una presión fiscal global equivalente en toda la comunidad autónoma".
Artículo 5. "En relación con el Impuesto sobre Sociedades se armonizarán, cuando proceda, los siguientes aspectos (...) a) 6. El tipo de gravamen".
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