Guipúzcoa rompe la unidad fiscal al aprobar un tipo del 30% en el Impuesto de Sociedades
Los empresarios tachan de "inadmisible" la desarmonización con Álava y Vizcaya
Como se venía barruntando, la Diputación de Guipúzcoa rompió ayer por primera vez la unidad fiscal en Euskadi al aprobar un tipo general del Impuesto de Sociedades del 30%, dos puntos por encima del fijado hace unos meses en Álava y Vizcaya. Los socios de gobierno, PNV y EA, trataron de minimizar esta diferencia argumentando que la presión fiscal es similar en los tres territorios, si se tiene en cuenta la "amplia" tabla de deducciones que plantean. El proyecto precisa del apoyo de una tercera fuerza para salir adelante en las Juntas Generales. Las explicaciones de la institución foral no valen a los empresarios guipuzcoanos. Se sienten "discriminados" y exigen un gravamen del 28% armonizado con las otras dos provincias.
Tras días de incertidumbre, la incógnita quedó ayer despejada. El mayor pulso político se ha centrado en el tipo general del Impuesto de Sociedades. EA se ha salido con la suya y la Diputación dio luz verde a un gravamen del 30% (el actual es del 32,6%) frente al 28% que defendía el PNV, que es el que rige en Álava y Vizcaya. El tipo aprobado para las pymes baja 24%, en este caso idéntico al que se aplicará en los otros dos territorios.
"La mayor prioridad era la de acabar con la indefinición y la ausencia de un proyecto", se justificó el diputado general, el peneuvista Markel Olano, no sin recordar que su partido y EA se comprometieron en su momento a consensuar un texto y presentarlo en el primer consejo de diputados tras las vacaciones de agosto.
El caso es que el proyecto presentado ayer por la institución foral, que ahora precisará del respaldo de un tercer partido para su aprobación en las Juntas Generales, rompe la unidad fiscal de las empresas vascas por primera vez desde la aprobación del Concierto Económico.
Esta ruptura con Álava y Vizcaya fue calificada ayer de inmediato por la patronal guipuzcoana (Adegi) como "inadmisible" desde una perspectiva empresarial, ya que "supone una clara discriminación" para las firmas de esta provincia. "Que las empresas radicadas en un territorio de poco más de dos millones de habitantes tengan un tratamiento fiscal diferente no favorece la competitividad empresarial, ni la creación y mantenimiento de entornos atractivos para los inversores", advirtió Adegi. En la misma línea, la Cámara de Comercio insistió en que "todo lo que no sea armonización con los otros territorios genera problemas".
Las deducciones "equilibran"
En cambio, Olano y el diputado de Hacienda y Finanzas, Pello González, de EA, trataron de restar importancia a esta diferencia y pusieron el acento en una idea: si el proyecto sale por fin adelante, la presión fiscal será "similar" en los tres territorios debido al "equilibrio" entre el tipo general y las deducciones.
"Este proyecto concibe el Impuesto de Sociedades no como un instrumento neutro de recaudación, sino como una valiosa herramienta para impulsar políticas dirigidas a la modernización y el desarrollo de la competitividad de las empresas guipuzcoanas", abundó el diputado general.
La Diputación ha diseñado una tabla de deducciones que premian sobre todo las inversiones en innovación, además de en materias como el respeto al medio ambiente, la prevención de riesgos laborales, la formación profesional y las nuevas tecnologías.
Pero, conscientes de la ruptura de la unidad tributaria, Olano y González también se empeñaron en transmitir una segunda idea. Esta reforma del Impuesto de Sociedades debería considerarse "transitoria", porque, según incidieron, lo que necesita el tejido económico y empresarial vasco es una "reforma integral" y "armonizada" del gravamen que dé respuestas a sus necesidades.
La Diputación de Guipúzcoa defenderá esta postura en el Órgano de Coordinación Tributaria. De hecho, ya ha mantenido contactos con las otras dos instituciones forales y el Gobierno vasco, según apuntó Olano. "Es necesario debatir sobre el modelo de presión fiscal, dejando el tipo para el final", precisó González.
Fue en en el seno de este órgano donde el Gobierno y las diputaciones acordaron la legislatura pasada aplicar un tipo general del 28%. Sin embargo, el anterior diputado general, González de Txabarri, tuvo que retirar el proyecto del Impuesto de Sociedades ante el desacuerdo con EA, su socio de gobierno. Salió ya entonces a relucir la posible aplicación, por primera vez, de la Ley de Armonización Fiscal por parte del Parlamento, una vía que no agrada al PNV, poco partidario de sacar las decisiones fiscales del ámbito foral.
Todas estas explicaciones no satisfacen en este momento a las empresas. Por eso, la patronal guipuzcoana reclamó a la Diputación y a las Juntas Generales que acuerden un Impuesto de Sociedades del 28%, "armonizado" con Álava y Vizcaya. En cualquier caso, cree que esa reducción del tipo general es "insuficiente" y que hay que caminar hacia la media europea del 24%.
Armonización quebrada
La aprobación por la Diputación de Guipúzcoa de un tipo general diferente al vigente en Álava y Vizcaya quiebra el principio de unidad fiscal (armonización) que se recoge en las normas básicas que regulan el régimen tributario vasco, desde el Estatuto y el Concierto, a la LTH y la propia Ley de Armonización, Coordinación y Colaboración Fiscal de 1989, nunca utilizada. Hasta ahora, la armonización había sido rota -y siempre en el Impuesto de Sociedades- con respecto al marco fiscal existente en el resto de España, nunca en el seno de la comunidad autónoma.
Ante los recursos del Gobierno central y de otras autonomías, esa diferenciación se justificó en las especificidades del tejido industrial vasco y con el argumento de que se mantenía una presión global equivalente. No es el caso actual. Como subrayó ayer Adegi, resulta difícil de explicar que una empresa del Alto Deba y otra de la Llanada alavesa o el Duranguesado tengan diferente tratamiento fiscal. Por otro lado, las modificaciones en las deducciones introducidas por la Diputación guipuzcoana para compensar a sus empresas por los dos puntos de diferencia en el tipo general no hacen sino introducir otro factor de quiebra con respecto a los otros dos territorios. De prosperar la norma, no sólo estarán desarmonizados en Euskadi los tipos del Impuesto de Sociedades, también lo estarán las deducciones.
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