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Reportaje:NO FUNCIONA

A veces hay cosas que salen bien

"Un hombre solo, una mujer, así tomados de uno en uno, son como polvo, no son nada". Son versos de Palabras para Julia, de José Agustín Goytisolo, que vienen a cuento porque, tal vez, los poetas son quienes mejor pueden explicar las cosas: solos no son nada; juntos pueden cambiar el mundo. Sirven aquí para narrar una historia de la que se dio cuenta en esta misma sección a finales de junio: un grupo de vecinos del barrio barcelonés de Sant Gervasi se había conjurado para la extraña misión de salvar un azufaifo (ginjoler, en catalán) centenario, amenazado por la vorágine urbanística.

Dos meses después, los vecinos han triunfado. El Ayuntamiento de Barcelona les ha comunicado su voluntad de que se salve el azufaifo y, más aún, de conseguir que lo que fuera su hábitat, otrora jardín de una casita hoy derruida, se convierta en espacio público cuyo destino final no está aún determinado.

Los vecinos están encantados y han organizado para el próximo 16 de septiembre la "fiesta del azufaifo", en la que, no podría ser de otro modo, habrá un recital poético.

Isabel Núñez, una de las almas de esta batalla, se muestra exultante (sin olvidar la vigilancia), porque, dice, se trata de evitar que se instale en el antiguo jardín un "equipamiento de hormigón" que acabara con el árbol. Pero la incertidumbre es, en este caso, menor al lado de la alegría por la victoria. En un escrito, reflexiona: "Incluso en una cosa tan pequeña como ésta, hemos tenido adversarios", entre los que cita a "todos aquellos que desaprueban que alguien se moleste en defender un árbol cuando hay tanto sufrimiento humano en la Tierra, como si una reivindicación negara a la otra, como si impedir que ganen siempre los intereses inmobiliarios excluyera todo lo demás".

Este pequeño triunfo es, en buena medida, el triunfo de una forma de vida. Sant Gervasi es aún un pequeño pueblo en el que no se ha impuesto la anomia ni el anonimato propio de la gran ciudad. Dispone aún de un tejido urbano, gente que se conoce y se saluda, que habla de las cosas pequeñas sin desdeñar las grandes.

Hoy, en la ciudad, hablar con el vecino es casi un acto revolucionario. Saludar a quien comparte la parada del autobús parece un acto antisocial. Conviene volver al poema, el mismo que abre este texto: "Tu destino está en los demás / tu futuro es tu propia vida / tu dignidad es la de todos".

Por una vez, algo funciona. ¡Hasta la fiesta del azufaifo!

Para quejas respecto a las administraciones y empresas públicas, pueden dirigirse a catalunya@elpais.es a la atención de Francesc Arroyo.

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