Las preguntas del amigo invisible
Los 'life coaching', consejeros profesionales que ayudan a afrontar dudas, llegan a Andalucía
Perder el miedo al riesgo. Ganar confianza y autoestima. Pero sobre todo, actuar y borrar la apatía de un plumazo. Olivia Wilson buscaba esas claves para dar un giro a su vida, le recomendaron un entrenador para la vida o life coach, y encontró su particular eureka. "Aposté y gané. Necesitaba un cambio profesional y acudí a un entrenador durante dos meses. Más tarde, murió mi hermano y mi vida personal estaba vacía. Regresé y encontré la confianza para ser de nuevo positiva", confiesa.
No son terapeutas ni psiquiatras. Aclaran la mente, corrigen conductas y devuelven la serenidad perdida. Siempre sobre conflictos concretos. Estos innovadores consejeros nacieron en Estados Unidos como una especie de alter ego para superar situaciones de estancamiento en la vida laboral o personal. Su éxito hace algo más de una década hizo que se fueran extendiendo poco a poco, y ahora jóvenes profesionales demandan sus servicios en ciudades como Sevilla, Málaga o en la Costa del Sol. "La clave está en cambiar el chip para ver que las cosas están al alcance de la mano", añade Wilson.
"La clave está en visualizar lo grande que puede llegar a ser una persona"
Curro Ávalos, jugador del Unicaja Baloncesto y coach deportivo, encontró su vocación como consejero personal hace dos años en Málaga: "En la cancha había que avanzar y tomar decisiones en microsegundos. Ahora mi cliente emprende acciones porque le provocas", advierte. Una vez que el coach se ha ganado la confianza del cliente, debe acompañarle mediante una escucha atenta. Esta particular terapia no entiende de clases sociales: Desde un ama de casa que se enfrenta a un problema familiar y no domina sus miedos para afrontarlo, hasta un ejecutivo que soporta una excesiva presión en el trabajo. Son conflictos concretos para los que plantean una solución concreta. Aquí no hay diván ni mirada al pasado. Es un camino hacia delante de la mano de un buen amigo que no es tal.
El secreto está en hacer las preguntas apropiadas para provocar las decisiones más convenientes. "En lugar de inquirir ¿por qué has hecho esto?, la cuestión es ¿qué crees que ocurriría si hubieras hecho esto de otra forma?", ejemplifica Ávalos, que practica su profesión incluso con su hijo de sólo cuatro años. El coach no sugiere respuestas, sólo hace preguntas a la espera de que el cliente vea la situación clara, "porque las respuestas más eficaces están en uno mismo", coinciden los expertos.
La británica Susan Lynch dijo basta al mundo de la moda. Se sentía frustrada pero también atenazada para afrontar un cambio profesional tan arriesgado una vez cumplidos los treinta años. Hasta que dio el salto y se convirtió en coach para hacer lo que soñaba, convencer a otros de que la quimera es verdadera si se apuesta fuerte. "La clave está en oír lo que dicen y lo que se callan por intuición. Consiste en visualizar lo grande que puede llegar a ser una persona", explica Lynch. Ahora se abre hueco en la Costa del Sol, donde el caldo de cultivo es tremendo. "Muchos extranjeros vienen aquí para cazar su sueño. Pero las cosas no encajan porque el sol brille más. Padecen un gran problema de integración en la comunidad española", relata. Pero Lynch también empuja a sus clientes a realizar rutas en la naturaleza para visualizar con metáforas los cambios personales basándose en la teoría de la abundancia: "Si crees en algo, lo consigues poniendo de tu parte". En el último paseo hace dos semanas en Gaucín (Málaga), los clientes se taparon la vista con una venda para ganar confianza en sí mismos y aprender a afrontar sus miedos sin referencias visuales. Las reacciones de desconcierto y pánico de la mayoría desvelaron sus carencias, que luego Lynch intentó compensar.
"El coaching es analizar dónde estás hoy y aquí, para ver adónde quieres llegar. La terapia clásica se enfoca al pasado para explicar el presente de la persona. El coach sólo mira al pasado para tener recursos, no para explicar el pasado", explica el experto José Luis Menéndez, que fundó la primera página web creada en España sobre estos peculiares entrenadores. Afrontar los miedos es esencial. Como ejemplo, Ávalos recuerda que andar sobre fuego es un buen acicate: "He visto pisar hasta 14 metros de brasas, aunque lo normal es atravesar cuatro metros. Ese testimonio se te graba para siempre. Si fui capaz de eso, claro que puedo afrontar esto otro", aclara.
"Trabajas con gente con energía, pero sin problemas mentales porque vienen después de hacer terapia. No es conveniente ayudar a gente deprimida que busca dependencia y no tienen de dónde sacar la energía para afrontar sus problemas", explica Carmen Prieto, que asesora a directores de bancos, entre otros profesionales, desde Sevilla.
Hay sesiones para todos los gustos. Suelen durar una hora y pueden ser cara a cara, por teléfono o Internet, y las tarifas oscilan entre los 60 y los 100 euros. Después de unos años de desconcierto en el sector, ahora existen institutos que regulan la formación de los coachs también en España.
Desde el estreno con grandes ejecutivos de multinacionales, y después de que André Agassi o Hillary Clinton predicaran sus bondades, los coachs han crecido al mismo ritmo que calaba su optimismo.
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