"En el cine americano quedan muchos espacios secretos"
El director de La Mostra, Marco Muller, dice que su éxito será el de las películas en las salas
El festival de cine más antiguo del mundo, la Mostra Internacional de Cine de Venecia, cumple 75 años. Hoy comienza su edición número 64, ya que durante los años de la II Guerra Mundial no se celebró. Hay 57 largometrajes y 40 cortos. Por primera vez los 23 títulos que compiten por el León de Oro son estrenos mundiales, siete de los cuales, estadounidenses. El director de la Mostra, Marco Muller (Roma, 1953) defiende su receta.
Pregunta. ¿Cómo ha hecho para presentar 23 estrenos mundiales en concurso?
Respuesta. El 90% de las películas son estrenos mundiales, porque los productores y distribuidores han comprendido que Venecia es un sitio donde se crea una proyección especial y se pueden descubrir todas las cualidades de un filme. Los filmes importantes del otoño-invierno pasan por Venecia.
"Los buenos filmes necesitan que sea el espectador el que haga la última etapa del viaje"
P. ¿Venecia es la puerta para los Oscar?
R. También, pero sólo si los Oscar saben cambiar. Si el año próximo encontramos entre los candidatos a los Oscar filmes como el de Tom Hanks, Wes Anderson o Brian de Palma, entonces quiere decir que los Oscar han cambiado y que Venecia ha logrado crear en Hollywood un sentido de culpa. Entonces, ¿por qué no?
P. Éste es su cuarto año como director. ¿Ha querido imprimir una huella personal a la Mostra?
R. No he inventado nada. Simplemente he revisado la riqueza de las experiencias que han pasado por la Mostra. No he hecho otra cosa que copiar mucho de lo que mis antecesores hicieron. Sería estúpido y nacionalista si afirmase que no hemos copiado nada de Cannes, pues con los años los franceses han creado una fórmula muy precisa. El resultado, sobre todo el de los últimos dos años que he dirigido la Mostra, es la complicidad con directores, artistas, productores, vendedores y distribuidores internacionales. En la Mostra se trabaja con quien hace cine desde el lado del arte y con quien lo hace desde el lado de la industria. Todos han escogido Venecia como plataforma para dar visibilidad particular a unos filmes particulares.
P. ¿Es cierto que éste es su último año al timón del festival?
R. Eso se verá al final de la Mostra, por ahora nos esperan 11 días de festival. Lo primero es medir cuál será su impacto. Hay que alargar la vida de las películas en las salas de cine. No es importante si las películas se presentan en la Mostra o un festival, que son eventos que terminan por defenderse a sí mismos y no a los filmes. Mi intención es defender las películas.
P. ¿Por qué ha querido presentar una retrospectiva de los spaghetti western italiano?
R. No hay ninguna razón para separar lo popular de lo artístico, cuando dentro hay algo que es cine. Muchas de estas películas quedaron invisibles por dos décadas y han sido restauradas. En el futuro debemos dedicar un espacio a los westerns a la española-italiana, porque muchos de los grandes directores que han creado el estilo definitivo del género eran españoles. Y es justo dedicarles parte del programa. Ha sido un cine muy experimental y que, en definitiva, constituye la vena de cine político que menos ha envejecido en el cine italiano de los años sesenta y setenta.
P. Usted ha escrito mucho sobre el nuevo estilo de hacer cine ¿A qué se refiere cuando afirma que se ha acabado el cine lineal?
R. La manifestación más evidente del cine contemporáneo es la guerra, que al mismo tiempo es una manifestación de la realidad en la sociedad, pues el cine no puede dejar de transcribir la realidad. Los buenos filmes se distinguen de los no buenos porque te indican un viaje. Las buenas películas necesitan que seas tú quien hace la última etapa del viaje. Es como cuando se pasa un río y debes saltar sobre las piedras. Es importante contar con alguien que te indique dónde meter los pies, pero eres tú quien debe hacer el último salto para llegar a la orilla opuesta.
P. ¿Cuál es, entonces, la nueva gramática cinematográfica?
R. Es importante regresar a los westerns a la italiana, que en su época fueron acusados de estar llenos de errores de gramática. Se decía que no tenían un buen dominio de la sintaxis americana para poder reproducirla. En realidad, fue un momento extraordinario para poder experimentar lingüísticamente. Demostraron que las imágenes se conectaban no sólo con la sintaxis clásica del cine. En el cine contemporáneo se puede construir un montaje que permite a las imágenes atraerse por emoción y no sólo por respeto de una sintaxis clásica. Muchos filmes de esta edición tienen una libertad extraordinaria.
P. ¿Por qué 15 estrenos de películas estadounidenses, siete de las cuales compiten por el León de Oro?
R. Queremos demostrar que también en el cine americano quedan muchos espacios secretos y que está surgiendo un nuevo cine. Un cine nuevo, no visto como una etiqueta para protegerse las espaldas, sino con una voluntad de poner todo en discusión.
P. ¿Cinematográficamente hablando, qué cosa está pasando en Hollywood?
R. Me siento feliz cuando veo que George Clooney hace un cine político, crítico, duro. Me parece importante que Brad Pitt sea el productor de un filme (The assassination of Jessie James) cuyo director, Andrew Dominik, ha hecho una sola película. Es importante que Pitt haya asignado decenas de millones de dólares a Dominik para que pueda hacer un filme con plena libertad.
P. ¿Ha terminado la época en que los actores sólo tienen una cara bonita?
R. Sí, porque existen actores que son personas extraordinarias y saben que necesitan enriquecer su trabajo y que el mundo no termina en el perímetro de Los Ángeles. En este sentido, se está creando un cine hecho por ciudadanos conscientes. No creo que se trate de una moda.
P. ¿Le preocupa el nuevo festival de Roma?
R. Estamos muy contentos de que exista la Fiesta del Cine de Roma. Ellos utilizan otra fórmula que no afecta en nada a Venecia.
P. Sin embargo, Roma cuenta con más recursos que Venecia.
R. Eso no tiene ninguna importancia. También Locarno tiene más recursos que la Mostra.
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