La desigual justicia
La justicia se encuentra representada por una esbelta mujer con los ojos cerrados (no hace distinciones), con una espada ejecutadora en una de sus manos y una balanza equilibrada en la otra, que simboliza la ecuanimidad con la que ha de impartirse lo que de ella emana.
Lo curioso, y a lo que cada vez estamos más acostumbrados, es que las cosas no son como deberían ser, y que la justicia no es igual para unos que para otros, que no sólo el dinero y el poder hace diferentes a las personas ante un tribunal (cuestión que por desgracia sabemos) sino que motivos políticos y económicos hacen tambalearse los cimientos que sustentan la cada vez más desigual justicia. Ahora vuelca su platillo hacia Occidente y lanza su espada justiciera contra Oriente, con el consentimiento de la comunidad internacional, sin calibrar los desvaríos que se están cometiendo contra muchos pueblos inocentes.
Mientras tanto, la justicia permite que queden impunes quienes han provocado guerras y golpes de Estado, miles de muertos y miserias por sus tramas y mentiras; a ellos ¿quiénes los juzgarán? ¿sus conciencias? ¿la poca que demostraron tener con sus acciones? ¿Qué justicia es la que permite la prisión de Guantánamo, o los aviones en donde se tortura con total impunidad, o que todos los días sean masacrados en Irak o Palestina decenas de civiles indefensos?
¿Quiénes juzgarán a los que mintieron para llevar al mundo a un callejón de terrorismo sin salida? George Bush, Blair, Aznar y sus colaboradores son los responsables de una de las mayores tragedias humanitarias de las últimas décadas, que ha costado hasta la fecha cientos de miles de muertos y la desestabilización de todo Oriente Próximo.
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