El cadáver encontrado en una zanja de Leganés es de un vecino de Carabanchel
La identidad del fallecido coincide con la de un pasaporte encontrado cerca del lugar
La cara de Eva Gallardo muestra angustia. Su hablar es pausado. Revela dolor contenido. Hace una semana que ha enterrado al tercero de su cuatro hijos, Cristian Emmanuel Nespoloni, de 22 años. El cuerpo fue hallado por unos obreros en una zanja de Leganés. Estaba semidesnudo. "Cuando reconocí el cadáver de mi hijo, vi que estaba deshidratado", explica la mujer, que es enfermera, "que había sufrido mucho antes de morir". "Mi dolor está en que murió solo y que no ha tenido a nadie que esté junto con él, a nadie que le haya auxiliado", afirma.
"El cuerpo tenía cara de dolor, de haber sufrido", explica la madre, Eva Gallardo
Cristian Emmanuel era italiano, de origen argentino. Nació en Rosario. Desde pequeño se le detectó una enfermedad grave: hidrocefalia (dilatación anormal de encéfalo por acumulación de líquido), lo que le obligó a estar internado más de una treintena de veces y someterse a varias intervenciones. Eso le produjo un retraso del 33% en sus capacidades intelectuales. Ahora no trabajaba, pero tenía previsto empezar la formación de jardinería.
"Era una persona muy vitalista, que enseguida se convirtió en el líder de todos sus amigos. Se tiñó el pelo como su cantante favorito, Eminem, y se tiraba una hora hasta que se lo peinaba a su gusto", recuerda su madre.
La desaparición y el posterior asesinato de Cristian comenzó el viernes 10 de agosto. Este vecino de Carabanchel quedó con sus amigos a las 10 de la noche. Tras vestirse de forma elegante para salir, se reunió con sus conocidos en la calle de Rafaela Ibarra. Cristian quería ir a bailar a las fiestas de Leganés, a un bar de copas de la plaza de toros de La Cubierta. Muchos no querían, pero convenció a dos colegas.
La madrugada transcurrió sin incidentes. Uno de los amigos se quiso marchar, porque era muy tarde. Los otros dos se quedaron bailando y divirtiéndose en Leganés. Alrededor de las cinco de la madrugada, el chico que estaba con Cristian empezó a buscarlo. No le veía por el local. Después de mirar por un lado y por otro, decidió volver a casa. "El chaval pensó que se había ido él antes. Le extrañó, pero, como no le vio, creyó que se había marchado", explica la madre.
Desde entonces todo son incógnitas y preguntas sin respuestas. Cristian durmió en casa. El domingo tampoco dio señales de vida. Eso empezó a preocupar a la familia, que decidió denunciar su desaparición en la comisaría de Carabanchel. Durante los dos días no dejaron de llamarle al teléfono móvil. El mensaje siempre era el mismo. El terminal estaba apagado o fuera de cobertura. "Ya el mismo sábado me preocupé mucho. Cristian era muy limpio y se duchaba siempre dos o tres veces al día. No le gustaba estar sucio", confiesa Eva Gallardo. Los padres llamaron a los amigos y conocidos de Cristian, pero nadie sabía nada de él.
La triste noticia se confirmó el lunes, cuando los padres vieron que había sido hallado un cadáver en Leganés, en el llamado Bosque Sur, una gran zona verde que la Comunidad de Madrid está acondicionando para unir las tres grandes ciudades del sur de la región. Tan sólo llevaba puestos los calzoncillos. Medía 1,70 metros aproximadamente y tenía el pelo muy rubio. A unos 100 metros fueron localizados los pantalones, una camisa, un teléfono móvil y el pasaporte. Todo era de Cristian Emmanuel.
Cuando el padre fue a la comisaría de Leganés, la policía le mostró una foto determinante: la de un tatuaje del Che Guevara que llevaba en un brazo. Al día siguiente, los padres reconocieron el cadáver en el Instituto Anatómico Forense. "Mi corazón está muy duro. Soy enfermera y veo la muerte de cerca. Pero cuando me tocó ver a mi hijo, fue todo muy distinto. Le vi la cara de dolor, de sufrimiento antes de morir", añade Eva.
"Algo muy malo le tuvo que pasar. No nos pudo llamar por teléfono ni coger un taxi para volver a casa. Sabía que estábamos ahí para todo lo que necesitara. Con lo que me ha costado sacar a mi hijo adelante... Y ha tenido ese final", musita la mujer.
La autopsia ha revelado que Cristian murió de un golpe en la cabeza. No falleció en el acto. "Todavía no nos han dado el informe de autopsia. No sabemos qué día murió exactamente y no hemos podido poner ni la lápida en el nicho. Queríamos incinerarlo para soltar sus cenizas y que estuviera libre, como era él, pero no nos han dejado. Las investigaciones continúan", explica Gabi, hermana de Cristian. La familia pide la colaboración de cualquier persona que haya podido ver algo que esclarezca el crimen.
El adiós al líder
Un retrato colocado en la esquina del salón recuerda a Cristian Emmanuel. Es la última foto que se hizo, con el pelo muy rubio, para renovarse el pasaporte. Junto a la imagen, yacen una vela y dos banderas dobladas. Una es la de Argentina, su gran pasión. Otra es la de la República Dominicana. "Si algún día volviera a nacer, querría ser dominicano" llegó a decir a sus amigos.
Cristian llegó a España hace casi seis años. Vino a regañadientes. Detrás dejaba a sus amigos. Siempre quiso volver a su país natal. Lo hizo en dos ocasiones, pero regresó. "Ahora estaba más contento, porque había hecho muchos amigos. Y de todas las nacionalidades, como ecuatorianos, dominicanos, colombianos, rumanos...", recuerda la madre, Eva Gallardo.
Al entierro fueron más de 150 personas. "Querían manifestarse para pedir justicia. Les pedimos que estuvieran tranquilos, que dejaran trabajar a la policía", añade Eva. Los amigos le recuerdan con lágrimas. "Era el más maduro del grupo. Se había convertido en el líder. Sabía que tenía un pequeño retraso y siempre se alejaba de los problemas", comenta un chaval dominicano. "Vivía para sus amigos. Sabía el que tenía un problema y le ayudaba. Le hacía sonreír. No le gustaba estar solo", añade su compañera.
La madre recuerda que no dudaba en ofrecer un colchón a los chavales que lo necesitasen. Igual ocurre con Cash, un bóxer que encontró en la calle y que ahora es la mascota de la familia. "El perro le echa mucho de menos. Le busca por la casa....", cuenta la madre.
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