Greenpeace denuncia que sólo se detiene a los autores del 1% de los incendios
Los ecologistas retratan a ocho 'incendiarios tipo', responsables del 75% de los siniestros
En España se cuentan al año una media de 20.000 incendios. Sólo uno de cada cien acaba con alguna detención. Los demás atestados son archivados porque no se llega a averiguarse el autor, según un informe presentado ayer por Greenpeace. En muchos casos, la falta de pruebas impedía el procesamiento de los incendiarios. Los ecologistas denuncian, además, que de ese ínfimo porcentaje de detenciones, apenas un 20% acaba enjuiciado por delito de incendio forestal. La organización ha retratado a ocho tipos de incendiarios, responsables de tres de cada cuatro quemas.
El informe Incendiarios. El perfil de los que queman el bosque en España señala que se desconocen las causas de más del 16% de los incendios intencionados entre 1996 y 2005, mientras que no hay datos de causa intencionada en más del 30%. El estudio se basa en estadísticas del Ministerio de Medio Ambiente, informes de la Guardia Civil e información extraida de algunas sentencias condenatorias a incendiarios.
A pesar del bajo índice de detenciones, no es sencillo encontrar al autor de un incendio. Los investigadores se enfrentan a muchas dificultades: grandes extensiones que deben explorar; la desaparición de pruebas debido a la lluvia o el fuego, o a la "escasa colaboración de posibles testigos por no considerarse afectados por el incendio o por temor a represalias".
Los ecologistas denuncian que ni la Fiscalía de Medio Ambiente ni el Ministerio del Interior disponen de datos sobre cuántos detenidos pasan a disposición judicial o cuántos van a la cárcel, por lo que puede instalar en la gente "una sensación de impunidad". El Código Penal de 1995 incorporó, por primera vez, un apartado específico para los incendios forestales. En algunos casos, los menos, las penas pueden alcanzar los 20 años de cárcel. Aplicarlo "no es la única solución para acabar con los incendios forestales", según los ecologistas. En algunos casos, es más necesario "reeducar" al incendiario que meterlo en la cárcel.
Greenpeace pone rostro también a ocho personajes que, en su opinión, responden al perfil de aquellos que queman los bosques españoles. Son los responsables de tres de cada cuatro incendios con causa conocida, que queman el 70% de la superficie forestal que arde en España, y de los que se desconoce su causa. "Son peligrosos y debemos proteger nuestros montes de ellos", sugiere una octavilla editada por los ecologistas al más puro estilo de las películas de vaqueros. Greenpeace "los ha encontrado" y son éstos.
El agricultor irresponsable es quien ocasiona más del 31% de los incendios y es responsable del 13,9% de la superficie quemada. Su modus operandi es utilizar el fuego sin autorización para la quema de rastrojos. Un ejemplo de lo dañino que puede llegar a ser es el incendio que en 2003 arrasó más de 6.000 hectáreas en Pinofranqueado (Cáceres).
Un hombre de edad avanzada, responsable de cuidar ganado y muy familiarizado con el monte, es el personaje más dañino para los bosques: el ganadero inconsciente, autor del 21,5% de los fuegos y del 26,5% de la superficie quemada. El incendio de Guadalajara de julio de 2005 es el claro ejemplo de uno causado por el imprudente, que con sus hogueras y colillas causa el 6,7% de los incendios y daña el 7,8% del terreno calcinado.
Serafín Pardiñas, responsable de uno de los incendios de Galicia del verano pasado, que arrasó 8.500 hectáreas, es el claro ejemplo de un asocial conflictivo: alguien con problemas de integración y de drogodependencias -Pardiñas era alcoholico-, que provoca el 3% de los incendios y el 4,6% de la superficie quemada.
A estos cuatro personajes les siguen otros tantos. El pirómano, una persona trastornada, sin intención de hacer daño, pero que causa el 7,5% de los fuegos y casi el 5% del terreno dañado. A continuación se encuentra el mal cazador, un tipo que provoca fuegos para favorecer a determinadas especies. Sus actuaciones suponen el 2,1% del total de los incendios y el 4,37% de la superficie quemada.
El interesado es alguien que busca aprovecharse de los efectos de los incendios para un bien propio. Un ejemplo es Juan Antonio Navarro, el autor del fuego que asoló Gran Canaria este verano, que confesó haberlo hecho porque su contrato laboral acababa en septiembre. Estas personas, sin embargo, apenas generan el 0,6% de los incendios y el 0,3% de la superficie calcinada. El último de los incendiarios más buscados, según Greenpeace, es Don importante, una persona que, "desde su despacho y con sus decisiones" ha provocado el 2,6% de los fuegos, que ha originado el 6,7% de la superficie dañada.
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