Los expertos y la oposición critican a Sarkozy por legislar "a golpe de emoción"
Jueces y políticos de Francia denuncian la falta de medios para vigilar a posibles reincidentes
La violación de un niño de cinco años por un pederasta reincidente provocó que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, reclamara medidas como la castración química y la anulación de las reducciones de pena para los delincuentes sexuales que vuelven a recaer, propuestas que fueron duramente criticadas ayer por el Partido Socialista y por expertos. Los socialistas recuerdan que "proponer el encierro tras el cumplimiento de una condena plantea un problema constitucional", mientras que la Unión Sindical de Magistrados (USM) acusa a Sarkozy de legislar a "golpe de emoción".
"Estamos ante una política gesticulante destinada a convencer a la opinión pública", dice la USM, de tendencia conservadora, y pone el dedo en la llaga de la falta de medios para garantizar el seguimiento a las personas puestas en libertad, pues denuncia que sólo hay 10 brazaletes electrónicos para poner en marcha esa medida. El Partido Socialista afirma que es "aberrante que se espere al final de una pena de años de cárcel para empezar el tratamiento de un preso".
El pasado lunes, apenas llegado de sus vacaciones estadounidenses, el presidente Sarkozy daba una conferencia de prensa en la que prometía endurecer la ley contra la multirreincidencia en materia de delitos y crímenes sexuales. Se trataba de encauzar la indignación provocada por el llamado caso Enis, el de un niño de cinco años secuestrado y violado por un pederasta -Francis Evrard- de 61 años, liberado apenas hacía un mes y con una receta de Viagra en el bolsillo extendida por uno de los médicos de la cárcel de Caen. Diez días después de su publicación y entrada en vigor, la nueva ley sobre la multirreincidencia ya necesita de una nueva reforma.
Las medidas que ahora reclama Sarkozy son cuatro:
1. Una mejor garantía de seguimiento de las personas puestas en libertad porque han cumplido condena.
2. Anular el carácter automático de las reducciones de pena en el caso de los delincuentes sexuales.
3. Creación de un hospital cerrado, a cargo de personal dependiente del Ministerio de Justicia, para los delincuentes sexuales que, a pesar de haber cumplido condena, no ofrecen garantías de buen comportamiento o de nula peligrosidad.
4. Estudiar cuándo conviene recurrir al tratamiento hormonal o castración química.
Para la USM "el arsenal jurídico es suficiente, pero falta dinero". Es más, el sindicato penitenciario mayoritario en Caen ha recordado que "más del 70% de los reclusos en esta cárcel" lo son por delitos sexuales y que hace cuatro años se abrió en ella "un centro médico-psicológico que sólo funciona parcialmente por falta de recursos". Es decir, que el famoso hospital cerrado, en versión modesta, ya existe, pero apenas es operativo debido a la falta de dinero.
Si para la USM es un misterio "cómo imponer nuevas obligaciones a personas que han purgado definitivamente su pena", la ex ministra socialista de Justicia, Marylise Lebranchu, recuerda que "la cuestión de la obligación de cuidado terapéutico" por parte de los delincuentes sexuales "la abordamos en 1998, pero desde entonces no ha habido ningún desarrollo de la atención psiquiátrica". Para Lebranchu, proponer el "encierro de por vida" equivale a un "salto atrás de 30 años y una sociedad que marcha hacia atrás es una sociedad que genera violencia". Para el SM (Sindicato de la Magistratura, próximo a la izquierda), el proyecto de ley crea otro problema al convertir a los médicos en algo parecido al alcaide de un penal.
Medios humanos
La ex ministra de Justicia Elisabeth Guigou afirma que la "subasta legislativa" del Gobierno no aporta nada, pues ya hay un "arsenal jurídico" contra los pederastas, y lo que hace falta son "medios humanos y materiales para controlar a los criminales".
En el diario Le Monde, una psiquiatra de la prisión de Marsella recuerda que "la delincuencia sexual y la pederastia abordan realidades penales y clínicas muy diferentes. No todos los pederastas sufren trastornos psiquiátricos".
En cualquier caso, no es una nueva ley la que hubiera evitado a Francis Evrard cometer su último delito. Bastaba con haber aplicado la existente. La buena conducta que le permitió reducir sus años de encarcelamiento podía haber sido cuestionada. Pocos meses antes de ser puesto en libertad definitiva, Evrard -que gozó de tres permisos de salida en 2006 y este año- fue castigado con tres días de aislamiento por tener en su celda imágenes de niños desnudos. "Circulan muchas en la cárcel. En mis años detenido en Alsacia nadie me había dicho nada por tener esas fotos", dijo entonces Evrard, mientras que ahora revelaba a los policías que le han detenido: "Habré conocido a unos 40 niños, pero sólo me han detenido por lo que he hecho a tres". El alcance del verbo "conocer" no ha sido precisado.
Cien días de un presidente que no da tregua
El viernes se cumplen 100 días de la investidura de Nicolas Sarkozy como presidente de la República. Los 100 días de gracia pasaron y François Hollande, aún primer secretario de los socialistas franceses, los ha criticado: "En materia económica no han aportado nada, como no sea un mayor endeudamiento".
Aunque los hechos no son favorables -un 0,8% de crecimiento del PIB en el primer semestre, balanza de pagos deficitaria en 15.000 millones de euros en el mismo periodo y retroceso del crecimiento industrial-, la opinión pública está con Sarkozy.
La popularidad del presidente (un 64%) se basa en su hiperactividad: pone en marcha leyes, atiende a todos los problemas, acude a todos los frentes, hace inaudible a la oposición y proporciona todos los días, incluidas las vacaciones, una noticia de la que es o parece ser el protagonista.
Ha hecho aprobar o redactar una ley estableciendo una garantía de sanción para el delincuente multirreincidente (sólo 10 días después de entrar en vigor ya es objeto de una nueva reforma que se endurecerá en los casos de delincuencia sexual); otra liberando de tasas las horas extras, en la línea de "trabajar más para ganar más" (lema estrella de su campaña); una norma llamada de "servicios mínimos" en el transporte público que, en realidad, no es tal, pero que pasa por serlo; otra más sobre la autonomía de las universidades, y sobre la financiación de las reformas penitenciarias, y sobre inmigración...
Los regalos fiscales (entre 11.000 y 13.000 millones) a favor de clases medias y altas tenían que financiarse con una reactivación económica. La ministra de Finanzas, Christine Lagarde, sigue anunciando un crecimiento del PIB por encima del 2,25% para 2007, cuando los expertos lo sitúan por debajo del 2%. Una de las promesas estrella (el 85% de la población la desea) de Sarkozy -se podría desgravar los intereses de cualquier préstamo inmobiliario solicitado en los últimos cinco años- ha sido rechazada por el Consejo Constitucional, que no admite su carácter retroactivo.
Sarkozy capitaliza también la liberación de las enfermeras búlgaras -el coste real de la operación no se conoce ni se tiene en cuenta el trabajo diplomático de la UE-, la adopción de un minitratado europeo o la reivindicación por carta dirigida a Angela Merkel de la necesidad de crear mecanismos de control de los movimientos especulativos del capital financiero. Merkel le recordó que ella lo propuso en el G-8 y nadie atendió.
De momento, la suma de hiperactividad ("omnipresidencia", lo llama Hollande) y de constante exposición mediática, la misma estrategia que le permitió ganar la elección y presentarse como símbolo de la ruptura a pesar de sus cinco años en el Gobierno de Jaques Chirac, sigue funcionando.
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