El Gobierno admite un repunte de cayucos, pero niega una oleada
En agosto han llegado a Canarias 473 subsaharianos; en 2006 superaron los 7.000
La llegada a las costas canarias y andaluzas los últimos días de cerca de 400 inmigrantes a bordo de pateras no es más que un "repunte", según la secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, que "no puede empañar" los datos de los últimos siete meses, en los que arribó a España un 55% menos de inmigrantes que en el mismo periodo de 2006. La oleada migratoria no es, ni con mucho, comparable a la del pasado año. Un dato revelador: en agosto de 2006 llegaron sólo a las islas Canarias más de 7.000 inmigrantes. Este mes, hasta ayer, suman 473.
Aunque el lunes fue el día del verano en el que más sin papeles fueron detectados -216 en las costas canarias y 87 en la andaluza-, a estas alturas de 2006 los inmigrantes llegados a Canarias y a la zona del Estrecho se contaban por miles. Consuelo Rumí, que lamentó "la gran tragedia" que supone la pérdida de, al menos, 13 vidas el lunes en un cayuco que llegó a Fuerteventura, recordó que el Gobierno "nunca ha descartado" que la tendencia a la baja "sufriera repuntes como el de las últimas horas" porque, según reconoció, son "muy conscientes de que, mientras existan desigualdades en el mundo, habrá inmigración clandestina", informa María José López.
Rumí resaltó que el descenso de casi el 60% de inmigrantes interceptados en Canarias y del 48% en Almería constituye un acicate para continuar con el trabajo "contundente" contra los "únicos responsables de la inmigración clandestina y de las pérdidas de vidas humanas: las mafias".
En la misma línea, el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, recalcó que este año es el que presenta una "menor llegada neta" de personas en cayucos desde 2001. Incidió en que el viaje que emprenden los inmigrantes para llegar a las costas españolas es "muy peligroso", y subrayó que el único final es regresar a casa, ya que "hoy los países africanos aceptan las repatriaciones". Caldera insistió en que estos viajes "no merecen la pena" y recalcó la importancia de que los países de origen conciencien a sus ciudadanos "del drama que supone tomar un cayuco".
La secretaria de Política Social y Bienestar del PP, Ana Pastor, no estuvo de acuerdo con el ministro: "Hay más muertes que nunca de personas que tratan de llegar aquí a través de las mafias", y mientras, dijo, "el Gobierno está de vacaciones; no tienen ni la decencia de decir que esto es un drama".
Mientras, ayer arribaba una nueva patera al sur de Tenerife, informa Miriam Rodríguez. La embarcación, en la que viajaban 56 subsaharianos, todos varones, zarpó hace seis días, según comentaron los propios inmigrantes a los voluntarios de Cruz Roja que les atendieron al llegar a la isla. Muchos de los ocupantes de la patera decían que provenían de Gambia.
Por otra parte, el Sindicato Unificado de Policía (SUP), mayoritario en el cuerpo, amenazó ayer con movilizaciones si la juez condena a los dos agentes que escoltaban el pasado 9 de junio al inmigrante nigeriano Osamuyi Aikpitanyi, cuando murió asfixiado durante un vuelo de repatriación. El portavoz del SUP, Maximiliano Correal, calificó de "sangrante" que los dos policías hayan sido imputados por un presunto delito de homicidio imprudente. "No se puede consentir que paguen los vidrios rotos de la imprevisión de la Dirección General de la Policía", declaró a Servimedia. El SUP hizo público ayer un comunicado titulado Administración miserable, que critica las condiciones de trabajo de los policías que realizan las repatriaciones y que terminaba invitando a las Unidades de Intervención Policial (UIP) que se disponían a embarcar en Barajas hacia Tenerife para recoger a un grupo de inmigrantes, escoltarlos hasta Senegal y volver, vía Canarias, a Madrid, a que se negaran a cumplir el servicio. Los agentes decidieron finalmente no seguir la recomendación.
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