Aferrados a su virgen
Decenas de peruanos rezan en Latina por las víctimas en su país
Unos niños jugaban ayer en el área infantil de la plaza de la Virgen de Los Llanos, en el barrio de Fanjul (Latina). Sus padres y abuelos les vigilaban desde un banco cercano. Eran el movimiento. Unos metros más allá, la quietud y el recogimiento de decenas de peruanos afincados en Madrid. Habían ido a calmar su desasosiego interior junto a la Virgen de la Puerta. Su patrona, que descansa en una esquina de la iglesia de la Virgen de Los Llanos. El motivo: el terremoto que asoló parte de su país.
Luis Ramos y Diana Ortiz esperan a las 12 del mediodía para entrar. Tienen los ojos temblorosos, en ese estado de llanto latente que acompaña las tragedias. Tienen dos hijos allá, en Pisco, una de las poblaciones más afectadas por el terremoto que ha arrasado el sur de Perú. También permanecen allí los padres de ella. Él ha perdido a 11 integrantes de su familia: sobrinos, tíos, primos. Familias enteras.
"Nos sentimos impotentes aquí. No podemos viajar hasta allí. No podemos hacer gran cosa", explicaba Diana. Hacía ya 24 horas que no sabían nada de sus hijos y estaban muy preocupados. "Hay miedo aún, porque persisten los movimientos, porque no hay comida ni agua y porque sobran los asaltantes", continuaba la peruana bajo la atenta mirada de su marido y su hija.
Ana tiene apenas 16 años. Llegó pronto a la iglesia y permanece sentada muy quieta junto a su "abuelita", que mira al suelo como absorta. "Mi tía acababa de dar a luz en un hospital que se cayó", rememora. "Todo es caótico allí. No ha quedado nada", concluye tras una pausa. Después vuelve a callar. Ruly Paredes tiene a toda su familia en la zona norte. Pero sigue al minuto las novedades sobre lo que acontece en Perú estos días. "Tengo muchos amigos. Con algunos no he podido siquiera hablar aún, las comunicaciones están colapsadas". Podrían haber muerto, pero no pierde la esperanza.
Hermandades y asociaciones católicas de peruanos en Madrid participaron ayer en la misa celebrada en la iglesia de la Virgen de Los Llanos en recuerdo de las víctimas del terremoto. Laura Benavides y Gloria Ríos pertenecen a algunas de ellas.
"La situación allí es terrible. No existe organización a la hora de distribuir comida y agua. La gente está desesperada y nosotros, desde aquí, también", destacaban minutos antes de la misa. Incluso han podido saber que uno de los colegios a los que ayudaban a través de sus asociaciones ha quedado totalmente destruido. "Era un colegio de niños, a unos 50 kilómetros de Pisco, en una zona algodonera. Pobre", acertaba a decir entre suspiros Gloria Ríos. Afortunadamente, ningún niño estaba dentro.
Luis Ramos y Diana Ortiz permanecen hieráticos. Apartados en un lado de la entrada, como si no quisieran molestar. Siguen reflexionando en alto: "Mucha gente tiene ya problemas bronquiales, por el polvo y por el frío". En un momento dado, ya no esconden las lágrimas y deciden entrar y sentarse junto a su virgen.
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