El país se queda sin minorías

Las minorías iraquíes se encuentran en medio del fuego cruzado de la lucha armada entre chiíes y suníes y de la violencia criminal. Su persecución en algunos casos podría considerarse genocidio. Unas comunidades que llegaron a representar al 14% de la población del país apenas reciben protección del Estado, según Hunain Qaddo, presidente de la ONG local Consejo de las Minorías Iraquíes.

La bomba contra el mercado de una aldea turcomana cerca de Kirkuk, el 7 de julio, marcó un cambio por su brutalidad. Aunque la policía informó de 130 muertos, Qaddo sostiene que la cifra real es de 210, la mayoría mujeres y niños. Ahora se ha repetido cerca de Mosul contra miembros de la secta yazidí, a los que los suníes consideran adoradores del diablo.

Qaddo sostiene que su comunidad, los sabaks de las planicies de Nínive (unas 400.000 personas que tienen su lengua y cultura diferente de la árabe), corren el riesgo de ser aniquilados, ya que son objetivo de Al Qaeda por ser de confesión chií y de los kurdos, que desean expulsarles de sus tierras. Qaddo recuerda que existe un crisol de minorías más allá de la conocida división de árabes, suníes, kurdos y chiíes. Hay comunidades importantes como los turcomanos (que tienen vínculos culturales con Turquía) y los cristianos subdivididos en diversas iglesias, y otras pequeñas como los armenios o los mandeos, al borde de la extinción. Esa mezcla de pueblos y creencias es el fruto de los movimientos de población tras la caída del Imperio Otomano hace un siglo. También hay palestinos acogidos por Sadam Husein y que ahora sobreviven en campamentos como los que existen en tierra de nadie entre la frontera de Irak y Jordania.

Entre los dos millones de refugiados iraquíes existe una cifra desproporcionada de miembros de minorías. Buscaron refugio en los países vecinos para salvar la vida.