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Un 'kamikaze' intenta volar un autobús de turistas en Meknes

La actuación del chófer impidió el atentado, en el que sólo resultó herido el terrorista

La vigilancia del conductor abortó el atentado. Un hombre de 23 años que empujaba, ayer a mediodía, una bombona de gas hacia un autobús de turistas en Meknes resultó sospechoso para el chófer, que le impidió que se acercase al autobús. La bombona de gas estalló a escasos metros del vehículo, hiriendo gravemente al aspirante a kamikaze, pero a nadie más, según informó la agencia oficial de noticias marroquí MAP, que precisó que el terrorista era un islamista radical.

El terrorista había concluido la carrera de ingeniero de puentes y caminos y trabajaba en la administración.

La plaza de Lahdim es una inmensa explanada que separa a dos barrios de la medina (casco antiguo) de Meknes, una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos situada a 135 kilómetros al este de Rabat. Es allí donde los autobuses depositan y recogen a los turistas.

Ése fue el lugar elegido por Hicham Doukali para intentar perpetrar un atentado suicida de manera artesanal. Intentó perforar la bombona, y provocar la explosión de gas, con un destornillador. Le acompañaban dos cómplices, que huyeron tras la explosión.

En el autobús habían embarcado turistas de cinco nacionalidades, entre ellos estadounidenses y australianos a los que los marroquíes suelen confundir con norteamericanos. Todos resultaron ilesos. El terrorista perdió, en cambio, un brazo, tres dedos de la otra mano y su hígado resultó dañado. Fue ingresado en estado crítico en el hospital militar Mohamed V.

La agencia MAP alabó la "valiente actuación" del chófer que "ilustra la vigilancia, el compromiso y la implicación de todos los ciudadanos en la lucha contra la potencial amenaza terrorista (...)".

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El Ministerio del Interior marroquí decretó el 6 de julio el estado de máxima alerta. Marruecos ya vivió en esa situación de alarma la pasada primavera. Con tan poco éxito como Hicham Doukali nada menos que seis kamikazes se volaron en Casablanca entre el 11 de marzo y el 14 de abril.

Un séptimo terrorista fue abatido por la policía antes de poder activar el detonador de su cinturón de explosivos. Un comisario de policía resultó muerto y también fueron heridos 45 vecinos o transeúntes, pero sólo nueve requirieron hospitalización, según un balance oficial.

A lo largo de los últimos años se han producido en Marruecos agresiones con armas blancas contra turistas que las autoridades achacan sistemáticamente a "enajenados mentales". Las familias de las víctimas no siempre corroboran esta versión oficial.

John Parkinson, un piloto jubilado, y Diana Knox, dos turistas australianos, fueron las últimas víctimas, en mayo, de esos desconcertantes ataques contra extranjeros. Un joven vestido con un mono de trabajo y provisto de un machete les atacó al borde de la piscina del lujoso Hotel Sofitel de Marraquech. Un mes antes, el 7 de abril, un "desequilibrado" entró en un restaurante de Mrit, cerca de Khenifra, y apuñaló a dos varones españoles treintañeros que almorzaban allí junto con un grupo de compatriotas. La "enajenación mental" fue también la explicación a la que recurrió la Embajada de España en Rabat para explicar lo sucedido.

A diferencia de la agresión padecida por los australianos y por otros turistas, la Embajada no desveló los nombres ni el lugar de origen de los españoles agredidos que fueron ingresados en un hospital civil de Meknes y en el militar Mohamed VI de Rabat. Alegó que los heridos -uno de ellos de gravedad- preferían guardar el anonimato.

En Mrirt o en Marraquech sólo hubo que lamentar heridos, pero en otras ocasiones, en 2005 y 2003, sí se registraron víctimas mortales.

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