Más indicios de la muerte de Madeleine
La policía portuguesa reconoce que la hipótesis del fallecimiento tiende a imponerse sobre la del secuestro
Cada día que pasa, una nueva prueba alimenta la hipótesis de que la pequeña Madeleine está muerta. Ayer, el inspector jefe de la Policía Judicial portuguesa, Olegario Sousa, reconoció a EL PAÍS que las pesquisas de los investigadores están siguiendo esta pista. "Que la niña haya muerto es la línea de investigación que ahora mismo tiene más consistencia, es una posibilidad abierta, sin embargo, aún no hemos descartado las otras", declaró Sousa.
El periódico portugués Jornal de Noticias aseguraba ayer que los investigadores también hallaron rastros de sangre en una de las cortinas del apartamento del complejo Ocean Club, donde se alojaba la familia McCann y donde fue vista por última vez la niña. Sousa, sin embargo, aseguró ayer que no puede confirmar este dato. "Es cierto que han sido encontrados vestigios de sangre en el apartamento de los McCann, pero no podemos decir exactamente dónde, es parte de la investigación", dijo el inspector jefe, que actúa como portavoz de la Policía Judicial en el caso de la niña británica de cuatro años desaparecida el 3 de mayo, cuando veraneaba con sus padres en Praia da Luz, en el Algarve portugués.
"Los padres son, por ahora, testigos y víctimas", afirma un inspector de policía
Hasta este momento sólo se conocía que perros especialistas británicos habían encontrado el pasado lunes rastros de sangre en la pared del apartamento que ocupaban los McCann con sus tres hijos, concretamente, en el dormitorio de los padres. Muestras de esta sangre están siendo analizadas en un laboratorio de Birmingham para determinar a quién pertenecen. Los resultados de los análisis no se conocerán, según Sousa, hasta final de esta semana. "Los resultados son fundamentales para la investigación. Con ellos lograremos determinar si pertenece o no a Madeleine. Hasta entonces debemos barajar todas las opciones", declaró.
Una portavoz de la familia McCann declinó ayer hacer comentarios sobre la posibilidad de nuevos hallazgos de la policía, que refuerzan la tesis de que la pequeña haya fallecido. Tampoco quiso decir si Gerry y Kate McCann habían sido informados de estos nuevos datos. "Los McCann tienen muy buena relación con la policía. Mantienen un canal de comunicación abierto constantemente", dijo. Los padres de Madeleine asistirán este miércoles a la reunión semanal que vienen manteniendo con la policía portuguesa desde que su hija desapareció. El nombre de Gerry y Kate McCann sonó estos días en algunos medios de comunicación portugueses como posibles sospechosos para la Policía Judicial. Sin embargo, Olegario Sousa declaró ayer que ninguno de los dos son "sospechosos formales". "La posición de los padres es, por ahora, la de testigos y víctimas, en un futuro ya se verá", declaró Sousa, quien agregó que el círculo más próximo a la familia McCann y el resto de matrimonios cercanos que pasaban las vacaciones allí en el momento de la desaparición de la niña, tampoco están siendo considerados como sospechosos.
"Para nosotros es muy difícil reconocer la posibilidad de que la niña haya muerto. Lo que nos gustaría ante todo es poder encontrarla y devolvérsela con vida a sus padres, pero esa posibilidad prevalece ahora mismo sobre las otras", dijo Sousa. Las investigaciones de la policía portuguesa, que en un principio barajaban la hipótesis de un secuestro, no condujeron a ningún lugar durante casi 90 días. Esta falta de resultados fue lo que llevó a la policía a reorientar el caso hacia la posibilidad de que Madeleine hubiera fallecido, en accidente o por homicidio. Fue en ese momento, según Sousa, cuando la policía portuguesa solicitó la presencia de los perros especialistas británicos, tres cocker adiestrados para detectar el olor de la sangre de un cuerpo sin vida.
Los investigadores portugueses y británicos, junto a los tres perros especialistas, volvieron al apartamento que los McCann ocupaban cuando desapareció Madeleine. Los padres lo abandonaron la misma noche del suceso y se trasladaron a otra habitación en el mismo complejo turístico donde estuvieron hasta agosto. Luego se mudaron con sus otros dos hijos a una urbanización cercana. Entre tanto, las habitaciones fueron limpiadas y ocupadas por otras personas.
La limpieza del apartamento no impidió a los perros británicos encontrar los rastros de sangre que posteriormente fueron enviados a Birmingham. Además, rastrearon la zona cercana al Ocean Club y la playa, intentado reconstruir el itinerario que habría seguido la pequeña y determinar si su cuerpo pudo haber sido arrojado al mar.
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