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Reportaje:

El raíl desborda al asfalto

La gran afluencia de viajeros de tren a los autobuses que suplen el corte del 'túnel de la risa' obliga a Renfe a aumentar el servicio

Pilar Álvarez

"¡Autobuses por aquí!". Un vigilante gritaba ayer por la mañana en la salida de la estación de Cercanías de Atocha. Se desgañitaba a cada minuto. Con voz mecánica: "¡Autobuses por aquí!". Un amplio dispositivo de informadores de Renfe, vigilantes y trabajadores de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) se desplegó ayer antes de las seis de la mañana en la salida de Atocha, en el primer día del corte de servicio del llamado túnel de la risa, que une las estaciones de Atocha y Chamartín. El corte de este tramo afecta a 122.000 viajeros, según la Consejería de Transportes, entre usuarios de cuatro líneas de Cercanías (C-1, C-2, C-7 y C-10) y de algunos recorridos de media y larga distancia.

Una avería en un vagón de mercancías provocó retrasos por la tarde en las líneas C7 y C10

Las paradas de Nuevos Ministerios y Recoletos permanecerán cerradas hasta el 27 de agosto por las obras de acondicionamiento de un segundo túnel, que conectará con la futura estación de la Puerta del Sol.

Ayer se inició el servicio alternativo de autobuses que cubre el recorrido Chamartín-Atocha. Funcionará hasta el 27 de agosto, cuando se reabrirá el túnel al tráfico ferroviario. Los afectados también pueden beneficiarse del trasbordo gratuito al metro.

No todos los viajeros estaban ayer al tanto del corte. A las nueve de la mañana, los pasajeros tomaban el autobús en Atocha rumbo a Chamartín sin tener que esperar. Pero antes de esa hora hubo dificultades.

"El follón se ha montado a primera hora. Había muchísima gente", explicaba un inspector de la EMT mientras regulaba la entrada de autobuses. Entre las 6.45 y las 8.30, "la gente no paraba de salir de la estación". Hubo momentos en los que la cola daba la vuelta a la cúpula de Atocha, según varios testigos. Renfe tuvo que ampliar la flota de autobuses prevista de 15 vehículos dobles (con capacidad para un centenar de viajeros) a una veintena. "Ha habido peleas en la fila porque algunos se querían colar".

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La frecuencia prevista entre un vehículo y el siguiente era de cinco minutos. Pero los ómnibus arrancaban apenas cada dos. Los usaron unos 10.000 viajeros en todo el día, según Renfe. A las nueve de la mañana,

decenas de personas emergían de la estación con prisa. David Rodríguez, de 23 años, se dirigía a Chamartín. "De momento todo va bien, me ha avisado mi amigo de que teníamos que hacer un cambio, a ver qué tal llego", aventuró.

Por la tarde, una avería retrasó el servicio en dos de las líneas afectadas por el corte. Un tren de mercancías se averió a las 16.50 y quedó parado entre las estaciones de Pinar y Pitis. Esto provocó que los trenes de la línea C-7 (Alcalá de Henares-Colmenar Viejo) circularan con lentitud entre las cinco estaciones que separan Pinar y Chamartín. La línea C-10, que va de Villalba a Tres Cantos, sufrió retrasos en las 10 paradas que distan entre Las Rozas y Atocha. Los convoyes circularon por una única vía durante parte de la tarde. Los trenes pasaban cada 15 minutos, según una portavoz de Renfe. La compañía ferroviaria envió un tren para remolcar el averiado.

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Sobre la firma

Pilar Álvarez
Es jefa de Última Hora de EL PAÍS. Ha sido la primera corresponsal de género del periódico. Está especializada en temas sociales y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en este diario. Antes trabajó en Efe, Cadena Ser, Onda Cero y el diario La Opinión. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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