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Detenido en Brasil uno de los grandes 'narcos' de Colombia

El Chupeta, reclamado por Estados Unidos, se había operado la cara cuatro veces

Se había operado cuatro veces la cara para burlar a la policía. Era uno de los narcotraficantes más buscados por la Agencia Antidroga estadounidense (DEA). El Gobierno de EE UU ofrecía cinco millones de dólares (3,6 millones de euros) a quien facilitase información sobre él. Era uno de los 'narcos' más sanguinarios de Cali. Pero ayer, Juan Carlos Ramírez Abadía, alias Chupeta, fue capturado por la policía brasileña en una urbanización de lujo en las afueras de São Paulo. Colombia espera que sea extraditado a EE UU.

En Cali almacenaba más de 40 millones de euros en efectivo y 350 lingotes de oro
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El pasado enero la policía colombiana halló en varios agujeros, construidos en la pared o bajo el suelo de cinco escondites de Cali, unos 55 millones de dólares (40 millones de euros) en efectivo y 350 lingotes de oro. Todo se le atribuía a Juan Carlos Ramírez Abadía, un tipo de 44 años que empezó hace más de 20 a prosperar en el narcotráfico de Cali. Durante varias semanas las caletas del Chupeta, que es como se conocen en Colombia a ese tipo de agujeros para guardar el dinero, ocuparon mucho espacio en los medios de comunicación.

Mientras tanto, el narcotraficante seguía manejando sus negocios. En los últimos años se había hecho con la distribución de droga en Nueva York. Intentaba mantener un plano discreto. El Chupeta era hombre de pocas palabras y muchos tiros. Las discusiones con sus socios solía zanjarlas pronto.

La madre del narcotraficante colombiano Víctor Patiño Fómeque declaró el pasado enero a la revista Semana que Juan Carlos Ramírez Abadía había ordenado el asesinato de 35 personas de su familia después de que su hijo empezase a colaborar con la justicia de Estados Unidos en 2002.

Deisy Ocampo, la madre de Víctor Patiño, contó cómo su hijo Luis Alfonso le dijo una mañana de domingo que iba a asistir a una reunión con el Chupeta. "Tranquila viejita, que no me va a pasar nada. Voy con 10 de mis muchachos, unos primos y mi abogado", le dijo Luis Alfonso. Ya no volvió a verlo vivo. Tres días después recibió una llamada del Chupeta que le aconsejaba: "No busque más a su hijo Luis que él está muerto, es un traidor". Deisy Ocampo relató cómo el Chupeta le pidió que se fuera de Cali y de Colombia.

"Que si queríamos vivir, teníamos que irnos. Que éramos personas no deseadas porque mis hijos, tanto Víctor Patiño Fómeque como Luis Alfonso, eran unos traidores, unos sapos, y que ellos habían estado abriendo la boca ante el Gobierno de EE UU. Que nos atuviéramos a las consecuencias si no desocupábamos el país, y me colgó el teléfono", contó Deisy. Poco después encontró a su hijo descuartizado en el río Cauca. Después recibió otra llamada del Chupeta en la que les exigía entregar todas las propiedades de su familia, incluido el ganado. Después del hijo, fueron cayendo nietos, sobrinos y esposas de sobrinos, abogados y escoltas.

Ayer terminó una etapa en la vida del Chupeta. La policía brasileña asegura que llevaba tres años en el país. Era dueño de diversas casas de lujo en Brasil y de una finca de cientos de hectáreas en Minas Gerais.

En la operación contra él, conocida como Farrapos, se detuvo también a 13 personas. Entre ellos se encontraban los hermanastros por parte de madre del Chupeta, Peter y Víctor García Verano, a quienes la policía española había vigilado durante el tiempo en que ambos residieron en Madrid, desde 2001 a 2004.

La policía muestra el pasado enero uno de los <i>zulos</i> en los que El Chupeta guardaba dinero y lingotes de oro.
La policía muestra el pasado enero uno de los zulos en los que El Chupeta guardaba dinero y lingotes de oro.EFE

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