Gran Canaria en gris
El enorme fuego desatado en los últimos días en la isla de Gran Canaria ha teñido de gris algunas de las pocas zonas que quedaban al abrigo de otro tipo de fuego, tanto o más devastador que aquél: el de la especulación y transformación de la mayor parte del terreno agrario de la isla en urbanizado. Los municipios más afectados han visto a lo largo de los últimos 30 años cómo las extensiones de tomateras, que formaban el paisaje del sur de Gran Canaria, desaparecían y eran sustituidas por miles de apartamentos que cubren de cemento incluso las laderas de las montañas cercanas a las playas. Ahora el fuego ha devastado las zonas de medianías de estos mismos municipios, reductos de una agricultura que ha ido retrocediendo por falta de apoyo ante el empuje del ladrillo.
Puesto que ha llegado el momento de las acusaciones entre las distintas formaciones políticas, creo que también es hora de recordar algunas cosas. Canarias tiene un régimen especial fiscal llamado RIC (reserva de inversiones para Canarias) que permite a las sociedades y empresas reducciones de hasta un 90% de impuestos sobre sus beneficios si se invierten en actividades que incluyen desde viviendas y yates, a deuda pública para construcción de infraestructuras o conversión de suelo para agricultura.
A tenor del resultado, no es difícil imaginar a qué se han dedicado estas inversiones: recalificaciones masivas de suelo agrario en urbanizable y su posterior repoblación por edificios y autovías y circunvalaciones que han degradado el territorio para acortar distancias, en ocasiones insignificantes.
Sugiero a nuestros políticos que utilicen los fondos de la RIC a devolver el color a Gran Canaria, restableciendo las áreas dañadas por el incendio, ayudando a las personas afectadas a recuperar su medio de vida y facilitando la recuperación de la agricultura en algunas zonas de la isla. Si no es así, quiten el RIC y que los empresarios ricos, que son los únicos que se benefician en la práctica de este sistema fiscal, paguen sus impuestos como todo hijo de vecino, y con ellos se propicie la recuperación de nuestro territorio, al mismo tiempo que se mejoren las deficiencias en sanidad, educación, servicios sociales, ayuda a la inmigración y tantos otros problemas que sufrimos cada día.
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