Las altas temperaturas disparan los niveles de ozono troposférico
La estación de El Atazar supera el umbral de aviso a la población
Los niveles de alerta por el calor ya lo avisaron. Madrid está en "alto riesgo", según el Gobierno regional. Y así fue. A mediodía de ayer, los termómetros de Madrid registraban hasta 40 grados. En las calles la gente se refrescaba como podía. Algunos se mojaban en las fuentes. Otros consumían helados. Todo con tal de luchar contra las elevadas temperaturas de agosto. La mayoría se refugiaba en sus casas o en locales con potentes aires acondicionados.
Con el calor, sumado a la contaminación, llegan los problemas con el ozono troposférico. La concentración del mismo en la atmósfera puede resultar perjudicial para la salud. Es lo que ocurrió ayer. Una de las 22 estaciones de la región, la del municipio de El Atazar, registró 183 microgramos por metro cúbico a las seis de la tarde, según datos facilitados ayer por la tarde por el Gobierno regional.
El ozono troposférico es un contaminante secundario que se forma a partir de los contaminantes (óxido de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles) emitidos por los automóviles y las industrias, bajo una atmósfera soleada de primavera y verano en días sin viento, como ocurrió ayer, agravado además por las altas temperaturas.
Problemas respiratorios
Estos precursores sufren reacciones fotoquímicas que producen ozono (03), cuyos niveles más altos se manifiestan en zonas alejadas de donde se generan. Los efectos que el ozono, en concentraciones elevadas, puede tener para la salud van desde la disminución de la capacidad respiratoria hasta la pérdida de vitalidad, pasando por alteraciones del sistema inmunológico y por problemas cardiacos, informa la agencia Efe.
Las personas alérgicas, asmáticas y con problemas respiratorios, así como los niños, las personas mayores y, en general, todo aquel que desarrolle una actividad física al aire libre son especialmente sensibles a este gas.
Cuando se supera el denominado umbral de aviso a la población, según la normativa europea, el Gobierno regional tiene la obligación de advertir a los ciudadanos mediante los ayuntamientos, y recomienda a los niños, ancianos y personas sensibles que se queden en casa y no se haga ejercicio físico en la calle.
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