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Tribuna:POLÍTICA SOCIAL
Tribuna
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Velocidad fórmula cero para la discapacidad

Uno se queda anonadado, sorprendido, acongojado -debería aplicar otro vocablo- por la extrema alacridad con la que los políticos plasman en tangible aquellos proyectos que les interesan. A ellos o a sus círculos próximos. Por ejemplo, con la velocidad del rayo, o aquí en la tierra la de un fórmula 1, se están tramitando las supongo que complejísimas gestiones burocráticas y administrativas, como anteproyectos, proyectos, licitaciones, permisos de obra, etc., para que Valencia cuente, en 2008, con un circuito urbano en el que Hamilton, espero, agache el morro ante la virtuosidad velocística de Alonso, para entonces no sé en qué nueva escudería.

Todo perfecto para que Valencia cuente con un icono más que la continúe proyectando en el mundo mundial y, como decía un compañero de reunión hace unos días, que la veamos hasta en la televisión de la India. Como también perfecta la continuidad, unos años más, de la Copa del América, tan solo con una fácil gestión de por medio: el regateo, al más puro estilo de mercado árabe, por unos cuantos millones de euros más. También perfecto y legítimo.

Pero, entre tanto millón y millón -de euros, claro- ¿sólo para la discapacidad las cosas de palacio van despacio? ¿Sólo para la inversión social? ¿Cómo podemos enfrentarnos, día tras día, año tras año, desde la dedicación voluntaria decenas de dirigentes y asociaciones al castigo de insoportables, interminables, inaguantables tramitaciones, reuniones, conversaciones, llamadas telefónicas, decenas de explicaciones a técnicos y políticos, búsqueda de recursos en entidades e instituciones públicas o privadas, negociaciones, reformados de proyectos, reformados de convenios, etcétera, para ver terminado un recurso que, desde hace muchos años, necesitan muchas personas con discapacidad y/o sus familias como ayuda o respiro?

No es entendible -y si alguien lo entiende que me lo explique- que llevemos ocho años, ocho ni más ni menos, desde que iniciamos los trámites de un proyecto de residencia para atención a personas aquejadas por grandes discapacidades físicas. Es el caso de la residencia que COCEMFE Alicante está construyendo en la localidad de Petrer, de carácter comarcal, para atender a 40 personas muy necesitadas de esta atención y dispersas por otros territorios. Pero menos entendible todavía es este retraso cuando las administraciones, ambas, la central y la autonómica, saben fehacientemente, -números cantan más que David Bisbal-, que, producto de la gran desidia de los últimos años, hay un exagerado déficit de plazas para este colectivo en nuestra Comunidad, plazas que, por cierto, nada tienen que ver con las de los mayores.

Desde la Administración Central nos dicen que todo es un problema de podencos. Desde la Autonómica, de galgos. Unos y otros dicen que los otros no han puesto un euro. Y unos y otros dicen que sólo ellos lo han puesto. Y así andamos, tirándose los trastos a la cabeza los unos a los otros y la residencia, a medio construir, de nuevo parada con los consiguientes reformados y costos añadidos. Menos mal que la empresa constructora, sensible a lo que está haciendo, tiene paciencia y aguante espartano (como nosotros, los discapacitados), si no el proyecto ya se habría ido al garete.

Mientras tanto, nos regodeamos de que nuestra Comunidad, en el 2006, ha tenido un crecimiento económico del 4%, por encima de la media del país y superior también a la de la Eurozona; que hemos creado 100.000 puestos de trabajo; que seguimos con un crecimiento sostenible, que si patatín que si patatán... Pero a los más necesitados, a los más débiles, que los zurzan. Que se esperen. Para ellos lo de la velocidad de fórmula 1 es fórmula 0. Una auténtica entelequia sólo envuelta en algunos guiños, gestos, promesas e incumplimientos. ¿Ocho años, de momento, para terminar una necesaria residencia? ¿Será que alguien, durante todo este tiempo, nos ha estado tomando el pelo miserablemente? ¿Nos habrán engañado por otros espurios intereses?

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Llevamos muchísimo años, demasiados, aguantando y calladitos. Nosotros y nuestras familias. En el fondo somos buenos chicos y chicas, sobre todo los más cercanos a cualquier tipo de poder que, más que buenos, están bien adiestrados y, como aquí, entre nosotros, también cuecen habas, pues hasta existe más de un estómago agradecido. Ya basta, ¿no?, porque mientras nos están viendo en la India, nosotros estamos haciendo el indio.

Carlos Laguna es presidente de la Confederación de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de la Comunidad Valenciana (COCEMFE CV)

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