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Reportaje:Servicios públicos en precario

Barcelona desborda indignación

La última avería de Renfe y las largas consecuencias del apagón agotan la paciencia de los ciudadanos

Barcelona está indignada. La enésima avería de un cercanías de Renfe, el pasado viernes -que dejó a cerca de 600 personas atrapadas en un túnel durante más de dos horas- se ha sumado a las largas y molestas consecuencias del masivo apagón del pasado 23 de julio. "Es una vergüenza. Un desastre. Lamentable. Intolerable. Indignante", son algunas de las frases más repetidas por los ciudadanos estas últimas semanas.

El servicio de Cercanías de Renfe está acabando con la paciencia de miles de ciudadanos. La avería del viernes obligó a más de 500 personas a bajarse del tren en el que viajaban y recorrer a pie el trecho que les separaba de la estación. Los pasajeros tuvieron que ser evacuados por los bomberos, porque tanto Renfe como la empresa Administradora de Infraestructuras (Adif) les mantuvieron encerrados en los vagones durante dos horas, sin aire acondicionado, alegando razones de seguridad. "Yo creía que podía ser un aviso de bomba de ETA, porque no nos daban ninguna explicación sobre lo ocurrido. Es lamentable que siempre tenga que pasar algo", afirma Soledad, de 30 años, una pasajera del tren averiado.

"Estamos viviendo una situación increíble. Barcelona es precaria", critica una vecina

Los problemas con este único tren generaron una serie de retrasos en cadena que afectaron a 24.000 pasajeros de 90 convoyes de Cercanías, larga y media distancia. Una de las líneas afectadas fue la del aeropuerto. Era la tercera vez en lo que va de semana que quedaba fuera de servicio. "Y lo peor es que nos estamos acostumbrando a todas las averías y retrasos", se lamenta María, de 55 años, que el viernes tenía que tomar un tren a las 20.30 y a las 22.30 seguía esperando.

Renfe anunció ayer que abrirá una investigación para esclarecer las causas de la avería, mientras arrecian las críticas de los partidos políticos. El presidente del PP de Cataluña, Daniel Sirera, reclamó la dimisión de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, y ERC e ICV han solicitado su comparecencia. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en su visita del pasado jueves, no escatimó mensajes de comprensión y solidaridad para una ciudadanía hastiada. También prometió que los Presupuestos Generales de 2008 destinarán el 18,8% de la inversión total en infraestructuras para Cataluña. Las elecciones generales están cerca y Zapatero sabe que Cataluña es un caladero de votos socialistas.

El otro motivo para el enfado generalizado de los barceloneses es, claro está, el apagón. El suministro eléctrico es todavía precario y sigue originando problemas a los vecinos. "Yo estuve tres días sin luz, pero ahora sigo sufriendo cortes. Estoy hasta las narices", cuenta Ana, de 81 años. Ana vive en el barrio de Gràcia, uno de los más afectados por el corte de luz, y cuyos vecinos han protagonizado sucesivas caceroladas y concentraciones para protestar por la falta de electricidad. "Ahora vivo con miedo: compro lo justito para comer cada día porque no me atrevo a llenar la nevera. No quiero tener que volver a tirar toda la comida", asegura Ana. Los más perjudicados, sin duda, han sido los comerciantes. Se calcula que durante los tres días que duró el apagón los comercios perdieron algo más de 60 millones de euros.

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"Estamos viviendo una situación increíble. Barcelona parece una ciudad muy moderna, pero en lo básico es precaria. Éste no ha sido el primer apagón que hemos tenido, y seguro que tampoco va a ser el último", afirma Luisa, de 40 años. Ella vive en el paseo de Maragall, junto a la subestación de Fecsa-Endesa que se incendió el lunes del suceso, tras la caída de un cable de alta tensión. "Y ahora estamos con luz gracias a los generadores, que encima cada dos por tres se quedan sin gasoil", sentencia.

De hecho, la plaga veraniega de este año en Barcelona no la protagonizan las medusas, sino los generadores eléctricos. Para suplir el rendimiento de la subestación averiada, Fecsa-Endesa instaló 144 generadores en las calles de Barcelona, aunque 12 de ellos han sido retirados. Pero estas máquinas son una nueva fuente de molestias y de problemas para los vecinos. "Esto de los generadores es una vergüenza. No provocan nada más que ruido, contaminación y calor", cuenta Bernardo, de 54 años.

El ruido que provocan estos aparatos es similar al del motor de un vehículo. Al de un camión, por ejemplo. Pero al de un camión en marcha aparcado en la acera. Nieves tiene 55 años y su casa está situada frente a un generador. "Es para volverse loco. No podemos abrir la ventana de la casa o nos estallaría la cabeza", dice. Pero el ruido no es el único problema. Los expertos señalan que cada grupo electrógeno es un potente foco de polución, y la contaminación que causa equivale a la de un tráfico de 70.000 vehículos diarios.

Los políticos han aprovechado la coyuntura para atribuirse las responsabilidades los unos a los otros. "Como ciudadanos nos sentimos desprotegidos, porque a pesar de pagar impuestos, los servicios más básicos, como la luz y los transportes, están en una situación muy precaria", se queja Joaquim Forn, portavoz del grupo municipal de CiU. En el Ayuntamiento, por su parte, reiteran que el suministro eléctrico no es competencia suya. "En esto estamos del lado de los ciudadanos y compartimos su indignación", dicen.

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