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Reportaje:

El verano del equilibrio

El sector turístico afronta la temporada alta con la previsión de incrementar el número de visitas

El sector turístico andaluz afronta un verano sin sobresaltos. La temporada alta se presenta este año con buenos augurios, rompiendo así la dinámica negativa de otros años. El incremento en el número de viajeros tanto nacionales como extranjeros durante el primer semestre de 2007 -un 2,76% en el número de viajeros alojados en establecimientos hoteleros y del 2,18% en pernoctaciones, según datos de la Consejería de Comercio, Turismo y Deporte-, hace que se afronte el periodo estival con buenas expectativas.

Según las previsiones que maneja la Consejería de Turismo, a lo largo del mes de agosto aterrizarán en los aeropuertos andaluces 10.023 aviones, el 46% de ellos en el aeropuerto malagueño (6.039 llegadas). Prácticamente la mitad de este flujo procederá del extranjero, con 5.140 vuelos, de los que el 74% corresponden a compañías de bajo coste.

Según vaticina el Sistema de Análisis y Estadística del Turismo en Andalucía (Saeta), a lo largo del mes de agosto los establecimientos hoteleros de la comunidad autónoma podrían registrar 6.151.000 pernoctaciones, un 4,5% más que en el principal mes veraniego del año 2006. Sólo Almería apunta un posible descenso, en torno al 3,9%; en tanto que en las demás provincias costeras se esperan incrementos considerables, especialmente en la Costa de la Luz, donde podría ser superior al 7%. Además se esperan incrementos del movimiento hotelero en las provincias del interior, más moderados en Sevilla y más sensibles en Jaén y Córdoba.

El grado medio de ocupación de las plazas hoteleras puede alcanzar el 73%, aunque en la Costa del Sol y el litoral de Cádiz y Huelva es presumible que se supere el 90%.

También se espera un buen comportamiento del turismo en el mes de septiembre, en el que según Saeta podrían rozarse los cinco millones de estancias hoteleras, cifra muy cercana a la del mes de julio. La Consejería de Turismo prevé que en los tres meses centrales de verano pueden superarse los 16,3 millones de estancias, un 3% más que en el verano de 2006.

Estas buenas perspectivas se han confirmado con el informe de coyuntura del Instituto de Turismo de España (Turespaña) para la época estival. Así, en lo que se refiere al primer país emisor extranjero, el Reino Unido, el estudio mantiene para el conjunto de Andalucía una previsión de crecimiento superior al 3%, un punto más que la fijada a nivel nacional. Los dos mercados que siguen al británico, alemán y francés, arrojan similares previsiones.

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Unas positivas expectativas que en la Costa del Sol han sido acogidas con agrado después de varias temporadas irregulares. El Patronato de Turismo espera que los establecimientos hoteleros registren este verano un aumento del 3% en el número de pernoctaciones, lo que contribuirá a superar los 9,5 millones de turistas que visitaron la Costa del Sol en 2006, año en el que el sector generó 8.058 millones de euros.

Más empleo

Como consecuencia directa del incremento de viajeros está el del aumento del número de trabajadores para satisfacer la demanda estival. En la Costa del Sol se estima que el verano traerá 16.000 nuevos empleos, pero la mayoría no cualificados. El sector de la hostelería cifra que la falta de trabajadores con formación es de 4.000 personas, algo que, en opinión del responsable provincial del área en CC OO, Gonzalo Fuentes, "responde a la precariedad" de estos empleos temporales. "Prefieren trabajar en otra cosa, porque cobran poco y ni siquiera cuentan con fines de semana libres", apunta. Un ejemplo de este tipo de trabajador estival, cuyo perfil se ajusta al de un estudiante joven y políglota de unos 25 años, lo cumple Javier Fernández, que trabaja en la barra de un chiringuito de La Carihuela (Torremolinos). "Cobro unos 1.000 euros, propinas aparte, pero hecho muchísimas horas y libro sólo un día a la semana", explica este trabajador social recién licenciado.

Igual de sacrificado es el trabajo que desempeña Gabriel, un argentino que trabaja de hamaquero. Por unos 1.200 euros al mes, Gabriel se tuesta a diario en la parcela de hamacas que dirige, sueldo que le parece insuficiente dado lo boyante del negocio. "Alquilo al día unas 90 hamacas a cuatro euros cada una...", resalta.

Mejor pagado, a razón de 72 euros al día, pero con un oficio "que ya nadie quiere", está Miguel González, espetero en el restaurante Pepe y Carmen, en Torremolinos. A sus 65 años, Miguel espeta con maestría las sardinas (ensartadas en cañas y asadas a la lumbre) evitando que se rompan o achicharren. Los fines de semana dice asar unos 84 kilos de sardinas por jornada, unas 12 cajas que espeta con paciencia y asa a la lumbre soportando temperaturas inhumanas. "Estar frente a la lumbre todo el día con el calor y el viento es muy sacrificado. Este trabajo no le gusta a nadie y ya mismo se va a perder", asegura este maestro espetero, que hace varios veranos formó a inmigrantes subsaharianos en este arte para cubrir la demanda que había en la costa malagueña. "No duraban una semana frente a la lumbre", recuerda.

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