"Vayamos a Kabul a negociar"
El padre de un rehén surcoreano asesinado por los talibanes emplaza a las familias de los 21 que siguen vivos a viajar a Afganistán
"No podemos quedarnos aquí sentados a esperar. Vayamos a Afganistán a impulsar las negociaciones" para la liberación, dijo a las familias de los surcoreanos secuestrados por talibanes Shim Jin-pyo, el padre del segundo rehén asesinado, al conocer la triste noticia de la muerte de su hijo. El cuerpo acribilillado de Shim Sung-min, de 29 años, fue encontrado el martes en la misma provincia de Gazni (al sur de Kabul), donde el pasado 19 de julio fueron secuestrados 23 cristianos surcoreanos.
"¿Por qué han matado a mi hijo?", se preguntó la madre, que se desmayó al conocer que Sung-min había seguido la misma suerte que el pastor y jefe del grupo Bae Hyung-kyu, cuyo cuerpo apareció el domingo con 10 balazos.
Casi dos semanas después del secuestro de 23 cooperantes surcoreanos y tras el asesinato de dos de ellos, la desesperación comienza a hacer mella en Seúl. Las familias de los 21 que siguen vivos -todos de entre 20 y 30 años de edad- acudieron a la Embajada de EE UU en la capital surcoreana para pedir al Gobierno estadounidense ayuda para negociar la liberación de sus seres queridos.
Conforme pasaban las horas y se cumplía en la tarde de ayer la última extensión del ultimátum, el nerviosismo se adueñó de los familiares por el anuncio de la agencia Reuters del inicio de la operación de rescate. La información de Reuters estuvo precedida del lanzamiento desde helicópteros de octavillas sobre los pueblos de Gazni donde supuestamente están retenidos y divididos en pequeños grupos los 21 surcoreanos, de los que 18 son mujeres. Las octavillas pedían a la población se pusiera a salvo bajo la protección de las fuerzas de seguridad gubernamentales. "No queremos que os suceda nada malo", rezaba el texto.
El portavoz de los rebeldes, Qari Yousef Ahmadi, tras alargar el martes un día más -hasta la tarde del miércoles- el ultimátum para que el Gobierno afgano libere a ocho talibanes encarcelados a cambio de los voluntarios surcoreanos, amenazó con matarles a todos. "Vamos a matar a los hombres uno a uno. Después continuaremos con las mujeres. El periodo para irles matando será cada vez más corto", dijo Ahmadi. Al término del ultimátum de ayer, Ahmadi indicó que tres rehenes "están muy enfermos y podrían morir". Advirtió también contra cualquier intento de recuperarles por la fuerza.
El grupo evangelista fue secuestrado cuando viajaba en autobús desde Kabul a Kandanhar donde tenía previsto una misión de 10 días en tareas sanitarias y educacionales y no proselitistas, según dijeron miembros de la comunidad Saemmul de Bundang, al sur de Seúl, a la que pertenecen los secuestrados. El régimen talibán, integrista musulmán -derrocado por EE UU en noviembre de 2001-, prohibió el proselitismo de cualquier otra religión.
El Gobierno de Seúl aseguró que no se realizará "sin su autorización" ninguna operación de rescate. El portavoz de la Casa Azul (la presidencia) Cheon Ho-seon, afirmó que aunque el Gobierno surcoreano conoce la política de Kabul y de Washington, su más estrecho aliado, de no negociar con los terroristas, "considera que sería conveniente utilizar la flexibilidad para salvar la vida de los que aún permanecen secuestrados". "Para esto hacemos un llamamiento a la comunidad internacional", afirmó Cheon, según el diario surcoreano JoongAng.
"Ni hemos aprobado esa operación ni hemos sido informados al respecto", declaró el portavoz del ministerio de Exteriores surcoreano, Lee Youn-soo.
Fuentes no identificadas por JoongAng dijeron al diario que ya han sido liberados ocho rehenes, siete mujeres y un hombre, que se encuentran en una base militar de EE UU en Gazni. Ni el Gobierno de Seúl, ni el afgano, ni el de EE UU lo han confirmado.
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