Muerte por un posible error en fin de semana

Mariluz Rioja, de 30 años, falleció el pasado 15 de julio en el hospital universitario Virgen del Rocío. Una infección de intestino acabó con su vida y con la del niño que esperaba, que contaba 34 semanas de gestación. Su familia ha denunciado una presunta negligencia médica. Su hermano, Juan José, está convencido de que estaría viva si hubiera ocurrido en otro momento: "Si no hubiese sido julio y fin de semana, no habría pasado nada; ahora no hay médicos, sólo residentes".

"Éste es un nuevo caso ocurrido durante un fin de semana, cuando de nuevo queda de manifiesto una mala asistencia y que hubo un error de diagnóstico grave que propició la muerte de la madre y del bebé", asegura la Asociación El Defensor del Paciente. Junto a la familia, critica que no se realizase a la paciente ninguna prueba de estómago, incluso cuando se informó de que había sido intervenida en junio de 2005 de un by pass gástrico.

El hospital defiende su actuación y asegura que fue "imposible evitar el fallecimiento"

"Si no hubiese sido julio y fin de semana, no habría ocurrido", dice su hermano

La asociación ha pedido a la Fiscalía de Sevilla y la Consejería de Salud de Andalucía que abran una investigación y depuren responsabilidades por lo que consideran un funcionamiento "anómalo" en el hospital. La familia exige una autopsia realizada por un médico "ajeno al hospital".

El jueves 12 de julio, Mariluz sintió fuertes dolores de estómago y, como no remitían, acudió por la noche al centro de salud de Sanlúcar la Mayor, donde vivía. Allí le derivaron al hospital San Juan de Dios, en Bormujos, donde le hicieron una analítica, diagnosticaron gastroenteritis y recomendaron su traslado al Virgen del Rocío para descartar complicaciones en el embarazo.

Hasta las 11.00 del día siguiente estuvo en observación. Otra analítica y la monitorización indicaron que el niño estaba bien. "El sábado transcurrió con mi hermana quejándose del dolor continuamente y pidiendo muchas veces que le hicieran una ecografía", recordó Juan José. Según los familiares, "únicamente le administraron suero y Nolotil".

"Creemos que volvieron a bajarla a monitores porque vieron algo raro en otra analítica", dijo su cuñada Lourdes. Eran las 22.00, 42 horas después de que acudiese al médico por primera vez. El bebé había fallecido y una hora más tarde le provocaron el parto vaginal. "Decían que no le podían practicar una cesárea porque tenía el páncreas un poco inflamado, pero con lo débil que estaba no podía soportar una intervención", explicó su hermano.

Según el hospital, hasta este momento se le habían realizado varias pruebas y exploraciones diagnósticas "sin detectar anomalías específicas". Al persistir el dolor se realizó una nueva analítica en la que se detectó un "posible indicador" de la pancreatitis referida por la familia. Tras el parto, y según las dos versiones, la paciente empeoró bruscamente, entró en situación de shock e insuficiencia respiratoria grave y se la derivó inmediatamente a la UCI, donde llegó en parada cardio-respiratoria de 15 minutos.

Los familiares denuncian que no recibieron información. "Sólo dos médicos muy jóvenes, temblando, nos dijeron que había que trasladarla de unidad porque allí no tenían medios para seguir tratándola", explicó Juan José.

Los médicos consiguieron reanimar a Mariluz y le practicaron la primera prueba de estómago desde su ingreso y un TAC, que reveló una necrosis en el intestino provocada por una obstrucción. En el quirófano "fue abrir y cerrar, nos dijeron que no había esperanzas".

El hospital defendió que "en todo momento se dispensaron todos los cuidados posibles, apoyándose siempre en los datos de evidencia clínica y científica disponibles". "La complejidad diagnóstica de esta excepcional complicación abdominal, que suele darse en personas de edad avanzada, y el brusco empeoramiento de las últimas horas de esta paciente, hicieron imposible evitar tan lamentable fallecimiento", concluye el centro.