El bipartito de Vigo modifica el presupuesto para pagar deudas y dotarse de liquidez
El grupo popular abandona el pleno y evita debatir sobre los 'agujeros' de su gestión
Fue un pleno bronco, interrumpido primero por un grupo de vecinos de Coruxo a golpe de insultos y bombas fétidas, para protestar contra la ampliación de la depuradora, y abandonado luego por el grupo popular, cuando tocaba debatir una modificación presupuestaria introducida de urgencia en el orden del día: 14,3 millones de euros, de los que 11 se dedican a pagar deudas y compromisos inaplazables y algo menos de tres millones para cubrir gastos hasta fin de año. El PP evitó el debate. Lo hubo antes, al hilo de otros temas conexos, y no fue de guante blanco.
El primer pleno ordinario de la nueva corporación viguesa no prodigó precisamente las buenas maneras. La sesión, tras darse cuenta de una decena de resoluciones y asuntos relativos a la puesta en marcha de la corporación, entraba en materia al someter a aprobación las cuentas de 2006. La concejala de Hacienda, Raquel Díaz, había empezado a contar que la situación financiera del ayuntamiento no era lo boyante que decía el grupo popular; que en abril se habían agotado los remanentes, como advertía un informe del interventor, que insistió en recordarlo en mayo... El popular José Manuel Figueroa le dio la réplica: su gestión había sido excelente y el alcalde, Abel Caballero, era un "mentiroso" por decir que no había dinero, además de un "alcalde débil y devaluado" por las hipotecas que tenía que asumir por su pacto de gobierno.... Y en esto entró en acción el "comando de Coruxo".
Una veintena de vecinos de esa parroquia directamente afectada, durante años, por el mal funcionamiento de la depuradora esperaba su momento. Y empezaron por insultar a Figueroa, a la ex alcaldesa Corina Porro, que abandonó por primera vez la sala, y finalmente a todos los corporativos: "mentirosos", "sinvergüenzas", "contaminadores", "dimisión"..., gritaban, pateando el suelo y derramando aguas fecales que traían embotellada, frutas y hortalizas (tomates, ciruelas, judías verdes) cosechadas en sus huertos y, en fin, bombas fétidas...
Es la segunda vez que el vecindario de Coruxo emprende este modo de protesta. Acusan a los grupos políticos de haber traicionado a la parroquia por aceptar que se construya una macrodepuradora en el lugar de la actual, incumpliendo el acuerdo plenario que los comprometió a no ampliar las actuales instalaciones, que para los vecinos han funcionado como una pesadilla de pestilencias que no termina. El alcalde, ayer, tuvo que suspender la sesión durante una media hora para ventilar y darle una fregada a la sala. El resto de la sesión discurrió con la única bulla de los portavoces políticos, que tampoco se dieron asueto en las descalificaciones.
El grupo popular presentó tres mociones. La primera, para instar a la Consellería de Política Territorial a acometer obras de mejora en varias calles y avenidas según los proyectos elaborados y el acuerdo alcanzado en el anterior mandato; faltan informes previos y preceptivos, señalaron desde el actual gobierno, tratando de modificar la moción. No hubo acuerdo.
Las otras dos mociones instaban al bipartito municipal a ejecutar el plan de parroquias y planes de humanización en ocho zonas distintas de la ciudad, por un total superior a los 70 millones de euros. "Cinismo político" lo llamó la socialista Isaura Abelairas, tras recordar que el PP había consumido en cinco meses el 96% del presupuesto de este año. La nacionalista María Méndez desdeñó el plan de parroquias del PP frente al plan de inversiones "para toda la ciudad" que prepara el gobierno. Ninguna de las mociones prosperó, aunque las intervenciones calentaron mucho el ambiente.
Se va el grupo popular
El grupo popular abandonó la sala cuando tocaba debatir por urgencia la modificación de crédito. Corina Porro acusó al bipartito de "prepotencia dictatorial" y de actuar "pisoteando, amenazando", "con calumnias". Y, sobre todo, el asunto no había sido expuesto al público, de modo que abandonaban la sala. PSOE y BNG cerraron filas. "El PP no quiere asumir sus deudas, la situación que nos dejaron. No son capaces de aguantar el debate, partida por partida", dijo el socialista López Font. "La modificación nos permite asumir compromisos ineludibles y mantener servicios como la asistencia domiciliaria", adujo el teniente de alcalde, Santiago Domínguez.
El procedimiento para la modificación se atiene estrictamente a la legalidad, aseguró el alcalde. "Ha sido una manifiesta provocación del PP, un intento de entorpecer el normal funcionamiento del gobierno".
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