Más sobre medusas y tortugas
Ferrán Alegre y siete firmantes más reflexionan en una carta del 24 de julio sobre tortugas marinas y medusas en el Mediterráneo y cuestionan como irresponsables algunas propuestas recientes. Me gustaría aclarar las dos afirmaciones principales que sirven para basar su argumentación final en la que estoy totalmente de acuerdo. Sobre las medusas se afirma que "no hay información científica que demuestre que las tortugas sean capaces de controlar sus poblaciones". Sin embargo, reconocen que "son una fracción significativa de su dieta". Efectivamente, sabemos poco de las causas directas que provocan estas invasiones de medusas, y no tenemos pruebas incuestionables de que aumentando las poblaciones de tortugas estas invasiones se regulen. Se precisa investigación urgente para avanzar en el conocimiento de este fenómeno.
Parece evidente que si las tortugas marinas son uno de los principales depredadores de las medusas y el número de tortugas se ha reducido drásticamente en las últimas décadas, se conviertan en candidatos relevantes a contribuir, junto con otras medidas, al control de las medusas. No obstante, quiero señalar la gran dificultad técnica de investigar este problema con rigor. Creo que el experimento más claro es precisamente aumentar las poblaciones de tortugas (muy escasas en la actualidad) en lugares concretos y evaluar si en esas zonas se reduce el impacto de las medusas, posibilidad que parece escandalizar a los autores de la carta. La segunda afirmación cuestionable se refiere a lo que los autores definen como propuestas de "introducir poblaciones de tortugas marinas, ajenas al Mediterráneo, con fines que no tienen ningún fundamento ni base científica". Hasta lo que yo conozco se han planteado acciones en el Mediterráneo occidental con la tortuga boba. En estas aguas se mezclan animales de tres orígenes distintos. Más del 90% tienen origen atlántico, incluyendo un 10% de Cabo Verde y el resto de Florida y zonas próximas. Menos del 5% han nacido en el Mediterráneo oriental. Estas tres poblaciones difieren muy poco genéticamente.
Finalmente, llama la atención que personas que han acreditado su preocupación por la conservación de las tortugas marinas sean totalmente reacias a considerar al menos la posibilidad de que puedan contribuir al control de las medusas. Si esto fuera cierto podría suponer un empuje muy importante para la conservación de estos misteriosos animales, gravemente amenazados, y que unirían a sus valores biológicos la prestación de un servicio ambiental a la sociedad de gran importancia para un sector económico tan vital para España como el turismo.
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