Putin acusa al Reino Unido de actuar como una potencia colonial
En lugar de pedir a Rusia que modifique su Constitución y extradite a Andréi Lugovói, las autoridades británicas deberían cambiar de forma de pensar, según opinó ayer el presidente de Rusia, Vladímir Putin. "Lo que tienen que cambiarse es la sesera y no [pedir que se cambie] la Constitución", opinó el líder ante una cincuentena de miembros de organizaciones juveniles de su país con los que se reunió en Zavídovo, una zona de descanso en las cercanías del Volga.
La Fiscalía británica considera a Andréi Lugovói, ex agente del servicio secreto ruso, como el principal sospechoso del asesinato de Alexandr Litvinenko, otro ex espía exiliado en Londres y nacionalizado británico, quien murió en noviembre de 2006 envenenado con polonio radiactivo 210. Rusia se ha negado a extraditar al sospechoso, alegando que la Constitución no permite extraditar a sus ciudadanos, pero Londres insiste en que Moscú debería encontrar una solución "creativa" para entregarlo. El trasfondo de las exigencias británicas es una total desconfianza por la Justicia rusa, razón por la cual Londres se niega en redondo a que Lugovói sea juzgado en Rusia, en el caso de que la Fiscalía de este país lo considerara procedente.
"Lo que proponen es claramente un resto del pensamiento colonial", sentenció Putin, que acusó al Reino Unido de "mantener aún una forma de pensar del siglo pasado". En ese país, según dijo el presidente, se esconden 30 personas, que son buscadas por la policía rusa por haber cometido delitos muy graves, pero Londres no piensa entregarlos. Putin añadió además que las autoridades británicas tienen problemas semejantes con EE UU y Francia. "Ellos", señaló refiriéndose al Reino Unido, "nunca entregan a la gente que se esconde en su territorio, incluidos los sospechosos y acusados de delitos terroristas". Tras afirmar que los británicos debían "cambiarse la sesera", Putin sentenció: "hay que respetar a los socios".
Críticas del embajador
El lunes en una entrevista en Kommersant, el embajador británico en Moscú, Tony Brenton, manifestó que la Constitución rusa permite "diferentes interpretaciones según las circunstancias" y aludió a una serie de artículos que de hecho no se respetan, sin que los dirigentes rusos se rasguen las vestiduras por ello. Brenton se refirió al artículo 34, en contra de las actividades económicas monopolistas, el artículo 27 que establece el derecho de los ciudadanos de Rusia a elegir el lugar de residencia, incluido Moscú, y el artículo 97, según el cual los diputados no pueden dedicarse a actividades retribuidas.
El diplomático señaló que el caso del magnate Borís Berezovski y del ex ministro de Exteriores de los independentistas chechenos, Ajmed Zakáiev, dos de los exiliados en Londres reclamados por Moscú, difieren del de Lugovói. En este último, la decisión de no extraditar no ha sido tomada por un juez, sino por el Gobierno, que ha actuado no en función de las pruebas, sino invocando la Constitución.
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